Tendida plácidamente en aguas del Caribe
Aguarda la gran meretriz.
Su aliento es de ron y tabaco,
Su sexo es mezcla de orines de can
Y aceitosas aguas de abandono.
Las arrugas surcan su rostro
Ausente de maquillaje.
Hay en sus ojos flores de eterna bienvenida
Pero también hay polvo,
Y piojos,
Calor,
Paredes que caen,
Columnas que resisten.
Una rumba de fondo le nace al salir el sol
Y concluye con el advenimiento de un nuevo dÃa:
Sus Dioses tienen hambre,
Sus sueños languidecen de pura desidia.
Todos la añoran.
Todos la aman.
Todos ansÃan poseerla.
Y ella, virgen impoluta,
Aún después de noches de salvajes fornicaciones,
No es tuya,
No es mÃa,
No es de nadie.
Sólo aguarda...