El sol muere en lecho escarlata,
dando lumbre dorada a las ondas
brillantes.
Los ojos de la tierra, destellos espléndidos,
son los radiantes torbellinos de la selva
que revienta en poros,
por los etéreos llanos.
Es la luz que baña cielos y montes, toca,
Resiste, difunde, se despeña.
Todo es soledad y encanto,
noche y hermosura.
Con dulce arrullo en su caliente nido,
mientras exhala su aliento condolido,
entre racimos de flores silvestres,
la tierra bosteza su cansancio
con sonidos de animación campestre.
Aquà y allá la luz termina,
El silencio reina.
Es la hora de los amores, el alma
adivina infinitos tesoros, y el
corazón soñando se extasÃa.
La tierra bosteza su cansancio,
arruga el sudor bendito de su frente.
Deja, deja que su alma sueñe y su
espÃritu vuele al infinito.
Quiere estar lejos del mundo, cerca de Dios hasta
mañana que rasgará su entraña nuevamente.-