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CARTA A MIGUEL DE CERVANTES

En el IV Centenario de “El Quijote”

Raimundo Escribano

España



Mi Señor Don Miguel, que gloria hayas:
No por quebrar la luz de tu memoria
no por turbar la paz en que descansas,
agitar tu ceniza sensitiva,
desatrancar la puerta de tu casa
o remover el polvo del olvido
es por lo que te escribo hoy esta carta,
sino por desahogar el sentimiento
por tantos males como nos asaltan.
Quiero darte noticia de esta tierra
- tierra de paz y bien donde las haya-
que últimamente vive en la injusticia,
el atropello, el odio, la venganza ...
Los hombres de este tiempo hemos perdido
la convivencia en paz y hasta nos falta
el valor de mirarnos hacia dentro,
la claridad de juicio necesaria
para saber que estamos como estamos:
p
erdida la ilusión, sin esperanza.
Hoy
te escribo, Miguel, para decirte
que como a ti, también me duele España.
Porque sabes, Miguel, de mi recuerdo,
que España es ese olvido que no acaba
ese dolor tan hondo y tan de siempre,
viejo dolor que a ti te laceraba.
Pero hoy penamos nuevas desventuras
sobre la piel de esta doliente patria
que parece, Miguel, como que el cielo
una vez más, nos ha vuelto la espalda.
El campo se vacía poco a poco
y vive el labrador horas amargas
y ¿qué decir del paro que nos come
la hacienda y la razón? No sabes cuántas
manos vacías, implorantes, huecas 
sin nada que ofrecer, Miguel, sin nada.
Y por hacer acopio de fracasos
y por si algún desastre nos faltara
odios apocalípticos se yerguen
y otra vez aparece media España
frente a la otra mitad, y no hay remedio
al encono ancestral que nos abrasa.
Sin señalar a nadie (aquí no hay turco,
f
ollón o malandrín a quien culpara)
has de saber que hay una nueva clase
de vividores, manguis y camándulas,
e
vasores, faltreros y garduños
adoradores de vulgar quincalla,
chamarilleros y pringaconejos
trajinantes trincones que acaparan
negocios, meten mano a los dineros
de la bolsa común y los arramplan.
Se desprecia la tierra y el esfuerzo
es hoy una moneda devaluada
y a todas horas reina la impudicia
en la Televisión, eso que llaman 
"la caja sucia” con total justeza,
en su exacto valor ambas palabras
porque sólo vomita obscenidades          
y violencia y anuncios a mansalva
mientras destrozan nuestra hermosa lengua
las gentes que aparecen en pantalla,
f
amosillos, Miguel, de tres al cuarto,
voceros de la idiocia y de la nada.
Nuestra lengua, Miguel, que en tu “Quijote”
supiste levantar a la más alta
gloria del bien decir, palabra justa
de tu tiempo, Miguel, palabra exacta
con que escribir tus sueños y la vida
que te tocó vivir, tan dura y áspera.
El cólera y la peste en los antaños
son hoy el Sida que a traición nos mata;
e
l ímpetu guerrero de los hombres
de tu tiempo ahora se descarga 
sobre el débil y hay una retahíla
de indefensas mujeres maltratadas.
Y
desde la conciencia -fiel testigo
de este incierto vivir- adormilada,
h
ay que plantarle cara a la injusticia
arrecida la sangre en la desgracia.
T
e prometo, Miguel, que habría querido
contigo compartir tu humilde casa
ser, quizá, tu escudero y a tu lado
recorrer los caminos de La Mancha.
Hoy, Miguel, te comulgo en este verso
y pongo el corazón en mis palabras:
Envíanos de nuevo a Don Quijote
y a su buen escudero Sancho Panza
para poner remedio a tantos males,
a
tanto entuerto que nos solivianta
Miguel, que por los siglos de los siglos
vives en la memoria de tu patria.

 

Raimundo Escribano,
Presidente de
Escritores Castellano-manchegos
y de La Mediterranía
.

Este artículo tiene © del autor.

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