" "...Converso con el hombre / que siempre va conmigo / quien habla solo espera / hablar a Dios un día...".
A. Machado.
Desde una mirada de fe, entendiendo por ésta no una mera expectativa sembrada como ilusión por la luz de una lámpara en las tinieblas del corazón humano, sino apoyada en la certeza eucarística que deviene del Emmanuel, del Dios con nosotros, el texto literario que hoy nos convoca, emerge quizás como un conjunto de apólogos, comentarios o alegorías del quehacer cotidiano, con hondos suspiros y remedios de esperanza para el Hombre de Hoy; devenidos de un joven talento alfarero y de su inquieto –como su agustino y carismático corazón de autor- enlace de crónicas y relatos bien “hablados” (escritos), cuyos contenidos revelan y religan en cada capítulo que lo componen, la impronta de la condición humana –su fragilidad-, con la inefable y restauradora acción de la Gracia. Gracia cuyos dones nutren generosamente la pluma estilizada del P. Ivanildo Sales Chaves (OAR), hasta explorar desde una fecunda prosa narrativa los umbrales de la auténtica poesía.
Tanto el musical y encantador título en portugués del trabajo de nuestro autor, denominado “Retalhos e detalles. Entre costuras e descosturas a vida sendo tecida” (y por medio del cual resulta claro percibir la raíz optimista que sustenta al escrito, así como apreciar el contenido poético prealudido); como en español –cuya edición presentamos- titulada: “La trama de la existencia humana: ente rupturas y reconciliaciones”(donde se infiere, quizás y a la inversa de la denominación lusitana, una connotación menos optimista, más académica y conceptual sobre el claroscuro de la experiencia humana que se aborda); ambos títulos, decimos, nos subrayan -con claridad meridiana- la impronta de su sinergia cosmogónica. Sinergia que intenta poner en contacto, como san Pablo en el Aerópago griego, Religión con Cultura; es decir , Comunión de Dios con el Hombre, y entre los Hombres.
Es que el P. Ivanildo y su ser brasilero (íntimamente volcado más hacia la lingüística expresión portuguesa de la obra, por cuanto toda traducción arriesga en filtraciones o carencias dialécticas insuperables al ejercerse el sagrado acto de nombrar con la p-Palabra, a través de un idioma o idiosincracia cualquiera), sabe que, quizás, no podrá resucitar lo que ha muerto, pero sí lo que “vive” y necesita –sin especulación alguna- de una acción caritativa y reparadora… Por eso, y como un Juan Apóstol desdoblado en el tiempo y en su suave persona, Ivanildo nos acerca la Buena Noticia de que, “entre costuras y descosturas la vida va siendo tejida”…
Así, este redivivo Juan nos recordará que, no obstante la conformación de la existencia humana por medio de retazos (fragmentos) y de detalles (momentos, particularidades), en su conjunto, ambos configuran la entereza de las partes, y que, en un mundo de prisas e inmediateces, de una “cultura de lo descartable”, de información inmediata y de “e-mails no deseados”, resulta importante reconocer que “las costuras rápidas duran poco”, crujen y las relaciones interpersonales se vuelven más débiles y triviales, olvidándose la fortaleza, consistencia y valor artesanal de las cosas (ya en las modas, las comidas, gentilezas, obras o amores)… Y nos olvidamos que “La vida –como epifanía- espera para comenzar la fiesta”; puesto que “el presente acontece en el detalle de cada momento” con “dos destinos en el futuro: buenos recuerdos o resentimiento; nostalgia o remordimiento”… ¡Es que “existe hambre de pan (en el mundo), pero también hambre de amor, de afecto y de cariño”, y ambas urgencias –subraya Ivan- se vinculan indisolublemente!
Para superar todo esto, hay que saber “saborear el paso y la presencia de Dios –el Manjar de los manjares- a partir de retazos muy pequeños” y en el “kairos” o momento oportuno del tiempo… Pensamos, por ejemplo, que este ahora que acontece, será un kairós gustoso para muchos de nosotros en el tiempo… En ese orden, nuestro autor, un discípulo amante y amado por Dios, predica que “la prisa se torna enemiga de la perfección”, y la vida, que es como una canto, deja de serlo “si tomamos una nota (u omitimos un sonido en dicha prisa) y la separamos de las demás”… Porque esa nota “precisa del calor de las otras, para que juntas puedan ser canción”; puedan resonar como acordes de secretas “historias” de encuentros, travesuras y extravíos, con sus “características, personalidades y condiciones sociales”, donde nace, para el creyente, la esperanza, ya que “todo se aprovecha por Dios” -como en las manos costureras de una (su) madre amante y amada- para unir, religar y sanar, aunque en principio sea imposible concebir a un ser humano no “visitado por el dolor”...
… Introducidos entonces por una mirada de fe, nuestra fe y la fe de Ivanildo, éste se (y nos) preguntará: “¿Quién fue aquel que nunca descendió a los valles oscuros de su propio dolor, de su propio sufrimiento?”. Y será en Dios Zurcidor, médico de cuerpos y de almas, donde hallará la respuesta y encontrará el sentido corredentor de nuestra verdad de peregrinos… Será en la acción encarnada del Emmanuel; donde podremos autodescubrirnos junto al Señor, abajado al hombre para comprenderlo y elevarlo a los cielos, y aprovechar entonces, con “osadía y confianza” tanto el valor del “descenso” (por el miedo, la orfandad o la desunión) como de la gracia del “ascenso” sanador (por la fortaleza, el optimismo, y el testimonio de la hospitalidad)…
“Ruptura y reconciliación”, serán entonces las claves del libro del P. Ivanildo, que lo convierten en una verdadera alegoría del “Sacramento de la Restauración”, del “reencuentro” con el “encuentro” perdido en la relación amorosa del hombre con Dios y con sus congéneres. Un Dios encargado de “coser los dolores del mundo; reconciliar los retazos y detalles de vidas que el tiempo descosió; (de) cortar y moldear de una manera exacta lo que precisa ser rehecho; (de) colocar remiendo sobre nuestras heridas que muchas veces vuelven a sangrar; (de) coser con cariño el camino de vuelta a casa de quien nos ama”. Un Dios que entendiendo nuestra hechura de “aciertos y desaciertos”, no desiste –“con paciencia infinita”- en ver acabado nuestro tejido existencial para dar sentido a nuestra vidas y revistarlas con el significado de la auténtica felicidad…
... Y este Dios se muestra en su corazón eucarístico, como viático y camino… Por eso, Ivan nos propone realizar, con coraje, un examen de conciencia, un diálogo “con quién nos impide ser libres y nos impide vivir la vida que ya fue conquistada y alcanzar la tierra que nos fue prometida”; y experimentar –si fuera el caso- el dolor por el mal causado, la contrición y la reparación, dejándonos alcanzar “por la misericordia infinita de Dios”..., y arroparnos de este modo en nuestro arrepentimiento “con ropas adornadas por nuevos propósitos, determinación y enmiendas”… Viajar hace bien: la culpa paraliza; el arrepentimiento sincero, la ruta que nos lanza hacia delante y nos permitirá “redescubrir en sus sinuosas calles y tranquilos paisajes, alguna belleza siempre antigua y siempre nueva”, como le sucedió a san Agustín…
Dios es Amigo. El verdadero Amigo que no falla. Y será ese concepto refrescante, el de “la amistad”, el que Ivan propondrá a sus lectores y desde su mirada de fe, como soporte o remedio infalible a tener en cuenta para enfrentar, desde nuestras carencias y vigores, la vida y sus imponderables… Una amistad que nos comparte desde su “jardín de la nostalgia”, añorando aquellos tiempos en que la vida era más sencilla, y convencido “de que los amigos son ángeles que nos guardan (sinceramente); hilos que nos sujetan”, firmes, flexibles y entrelazados al mismo tiempo, como “bambúes”, “y nos ayudan en los momentos en que nuestro tejido parece no resistir”. Ángeles que nos ponen el hombro para cruzar la aridez del desierto, porque la vida es diferente cuando no estamos solos. Ángeles que nos iluminan “cuando la noche se aproxima” y nos animan -como un “vino de raro sabor”- a “cruzar la oscuridad del túnel” y a ver este tránsito terreno con más claridad… Ángeles, en fin, “con poder de cosernos por adentro y unirnos al misterio de Dios creador y autor de la verdadera amistad”…
Desde una mirada de fe, Ivanildo se nos presenta como hombre de oración. Como un contemplador proactivo penetrado por esa otra “mirada”: la del Dios Amor que ama y desea ser amado. Conociéndose a sí mismo, porque bucea entre los “bastidores de la Humanidad”, sabe que vivimos un Tiempo de Misericordia y Restauración. Un Tiempo donde su objetivo será “ayudar a las personas a encontrar la salud espiritual más allá de los condicionamientos y contingencias existenciales de su historia personal”… Un tiempo donde el homo sapiens deberá transformarse en homos spiritualis. Por eso aprovecha, desde su escritura y con las energías propias de siervo, amigo y mensajero del Dios Hacedor y Salvador del mundo, este momento de la Historia poniendo en práctica la tarea que el mismo Señor de los Misterios le ha encomendado: ser como Él, por medio de la eficacia del amor, Costurero y Zurcidor, Componedor y Reconciliador; alguien dotado para unir los “retalhos e detalles” de la humana fragilidad que amerita continuamente un renacer en la Unidad de la Diversidad…
Para ello, el P. Ivanildo se convierte en un autor que, en virtud de su propia condición de Mistóforo (esto es, de “vajilla de barro” animada al compás del latido del Espíritu de Dios aliado a su corazón), sabe interpretar tanto su propia vida a como la vida del hombre en general, para descubrirnos, una y otra vez, en nuestros retazos y detalles y en medio de confesiones muy particulares, y así ordenarnos final y eficazmente en torno a esta especie de ensayo de antropología cristiana, sobre las tensiones que habitan, construyen, deforman o hasta destruyen la trama vivencial del tejido humano, ya individual o social. Ensayo o tratado de espiritualidad, que involucra una suerte de pedagogía y didáctica de dicha trama, con sus ataduras y desgarros, esbozadas éstas a partir de la posición libérrima y liberadora que le concierne como hijo de Dios, y con la audacia evangélica que parece distinguir su abordaje literario de la Historia, como sustancia objetiva del Misterio de los Misterios.
Hace entonces de su carácter Mistóforo, auténtica Mystagogia. Y siendo él mismo portador de una porción del Misterio de ser en el Ser, lo vuelve, con la dulce postura y arabescos de un demiurgo, trascendente y luminoso. Por ello, y quizás, desde una insistente mirada de fe, el P. Ivan sabe caminar sobre las aguas, y mientras otros corren cuando la tierra tiembla, en medio de la vorágine de su condición y responsabilidad de sacerdote, mediador entre Dios y los hombres, ejercita el don de la contemplación de la existencia humana y nos regala atenta y novedosa, en carne de libro y sangre de tinta, la Promesa de Jesús de estar presente con nosotros hasta el fin de los tiempos…
Como aparentemente novel pero, con certeza, virtuoso literato, su perspicaz ingreso y penetración en los bastidores del alma humana, unida hipostáticamente -por medio del sacramento bautismal- a la divinidad del Señor de los Señores, Ivanildo Sales Chaves, nos lega en este libro una suerte de contemporáneo Evangelio a quien acudir, para también y quizás como él, aprender a coser, surcir y podar, reconciliar, superar y restaurar, la infinitud de situaciones de rupturas y desencuentros malquistados en el pensar, sentir y hacer humanos, y suscitados por el error, la ignorancia y el pecado (éste, como ausencia del Dios Amor en la mente y el corazón), vinculados la más de las veces a los terribles designios del diabólico Príncipe de este Mundo… Por lo que, y siempre desde una mirada fe, no resultaría herejía ni conceptual ni teológica lo afirmado precedentemente, pues “vive en nosotros la fuerza del Espíritu que, desde el Padre, envió”, y, como sostiene el ilustre pensador Ralph W. Emerson, con las soberanas virtudes de la humildad y la elocuencia prudente que sólo la Gracia concede a los que se hacen como niños a los ojos de Dios, “También nosotros debemos (y podemos, agrego) escribir Biblias”…
… Así, y quizás, el P. Iván, “un joven galileo brasileño” pero bien de aquí, de nuestra Santa Fe de la Vera Cruz, ha logrado construir evangélicamente su libro, como una verdadera matriz de buenas noticias y germen del pensamiento divino que une y reúne, con fuerte personalidad, los matices más íntimos de nuestra común Humanidad. Libro que nos conduce, paso a paso, a conocernos a Nos mismos –como deseara San Agustín- y a ser “perfectos como el Padre del Cielo”, como demandara Cristo a su Cuerpo Místico, nosotros, su Iglesia.
Ivan, desde su claustro de monje consagrado afirma un seguro camino de Unidad en la Diversidad, que amiga –en modo franciscano-agustino-testamentario- lo Posible con lo Imposible… Porque para su mirada eucarística de fe, no hay lugar para Utopías, sino para Realidades Operantes: objetivos y metas a alcanzar hacia un resultado ya conseguido para quienes creemos en Jesucristo como Pan de Vida Eterna, y en la tesitura cierta de que, para el Dios Uno y Trino, todo ya sido perfectamente consumado…
A través de su literatura, el P. Ivan muestra su ductilidad de consecuente sembrador y artesano de Dios. Oficios que permiten a este amigo del alma, y padre, e hijo y hermano en la fe, elucidar y transformar –mientras canta y camina- esa complejidad de trigo y maleza que resulta el Todo desde la “mirada del Mundo”. A través de su literatura, el P. Ivan construye Arte en la Fe, conjurado o entrevisto por la Epistemología, no como una suerte de habilidad o ingenio para algo, sino como la facultad para captar o inquirir la Realidad a un nivel esencialmente espiritual. De calar en ella, hasta llegar a sus esencias más íntimas, las ligadas a los Valores éticos y emotivos, y rescatarlas y presentarlas a la percepción universal. Arte en la Fe que podemos presentar o representar como una Moneda…
… Una Moneda vuelta, quizás, dios Jano o “seca”, en el murmullo de sus egos poderosos, absortos ante el bailoteo provocador, fellinesco y decadente de la Soberbia, la Envidia y la Vanidad, con que la veleidosa Concupiscencia amortaja en la actividad artística -como sepulcros blanqueados- a los que trepidan y caen en pos del éxito superficial (o comercial), mas no del prestigio secular (e inmortal)… Y en su “cara”, una Moneda que se trastroca en la inefable Presencia del Único que Es y Hace Ser (cfr. C. A. Brú), y su eterna dimensión de Bondad, Belleza y Verdad… Una Moneda de valor sin medida (pues tanto amó Dios al Mundo, que envió a su propio Hijo para salvarlo)… Una Moneda en la que Iván torna a perfilarse como su “canto o perfil”; canto nombrado en la doble perspectiva de lo lingüístico y lo estético: la connotativa de narrador sensible, y la denotativa que emerge de su agraciada condición para hacer de su prosa, poesía en acción.
Así, nuestro querido Ivan, signado por el talento y sabiduría de los elegidos, atesora, administra y comparte solidariamente ahora con nosotros, su Moneda del Arte en la Fe. Y lo hace al cabo, ya no quizás, sino ciertamente y con todos sus sentidos, de pie frente a este territorio social citadino, ora sólido o fértil, ora pedregoso o resbaladizo, ora encrespado o infértil, y habiendo construido para una Creación aturdida y distraída por su complicidad con el desamor, un remanso de sensatez, apertura y compromiso con todo el que sufre y lo que sufre, y urge reparo… Porque de eso se trata este maravilloso libro: el de ser un oasis de sueños, puentes y esperanzas compartidas; un éxtasis inconsciente vuelto consciente que, arrebatando sentidos, razones y sentimientos, desató una lengua virginal para construir lenguaje, y, con él, Literatura…
… Así fue sin duda, y como
fruto amoroso de ese místico asombro penetrado por la mirada de Artista, que nació el corpus:
“La trama de la existencia humana: entre rupturas y reconciliaciones”
. Trabajo al me animo a re-titular: “Crónica de una espiritualidad encarnada y situada” … Fruto que se consagra hoy ante el “Altar” de nuestra singular mirada de lectores, como un dúctil recurso literario que no temblará en volverse arado o espada, cincel o tijera; lámpara, sonrisa o mirada; partitura, tabla de lavar, jardín o máquina de coser; copa de vino o pocillo de café, desbordados de amor puro y de cuidados nobles y de sapientes consejos, que mojan, salpican y contagian el bien de hacer el Bien, para irrumpir con acierto en los avatares de la vida cultural de nuestro pueblo santafesino.
Un libro cuya ternura de contenido se sintetiza en su dedicatoria. Su madre, amada y considerada, es el símbolo, el oikos que condensará toda la fuerza carismática del P. Ivan para descubrir, al final y como conclusión de sus esfuerzos, que: “De rethalhos asim sóu feito / Atalhos que em mím se cruzam / Nesta trama de encontros / Onde linhas coincidem no meu jeito”. Un libro en el que Ivan, como un redivivo y amado apóstol Juan -lo anticipábamos al principio- transportado en el tiempo en la figura de escritores y poetas ungidos por el orden sagrado y de la estirpe de Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús y fray Luis de León-, aparece en su noble y suave persona, para enseñarnos en el aquí y ahora, el rostro del Poeta de Nazareth y darnos a conocer, en clave de tercer milenio, su cautivante discurso de liberación acuñado para siempre sin dimensión alguna (“Los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”)…
En fin, un libro cuyo compendio de agudos y audaces compromisos (aunque no exento en su valiente retórica de la circunferente prudencia que prevé la antropología cristiana), envuelve y escuda -con la armadura de sus carismas-, el núcleo innegociable del arrojo evangélico; arrojo a contramano de la torpeza o glamour de lo terreno (porque estamos en el Mundo pero no somos del Mundo). Un libro sellado por la Sangre Preciosa del Cordero que confirió probidad a nuestra libre y responsable condición de hijos de Dios…
… Condición ésta, confirmada -con tenacidad de joven apóstol- en la encantadora persona sacerdotal del P. Ivanildo Sales Chaves (OAR), para dar cuenta segura del liminar consejo de Cristo de: “Dar (d) al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”.-
ADRIÁN N. ESCUDERO - Santa Fe, Argentina - 17 de Junio de 2011.-
NOTA IMPORTANTE: este trabajo, preparado para su lectura en el Acto de Presentaci贸n del libro de marras (compuesto de 17 cap铆tulos y una conclusi贸n), y realizado en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz (La Capital) - Provincia de Santa Fe (Rep煤blica Argentina) en el sal贸n cultural de la Asociaci贸n de Trabajadores del Estado-ATE, Seccional local), el 17-06-11, constituy贸 una suerte de extracto de la extensa CRITICA LITERARIA que A.N.E. elaborara sobre dicho trabajo y que se dar谩 a conocer oportunamente y por PARTES, en este mismo Magazin virtual. Conste.-