“Ciudad narcotizada, fraudulenta, ladina, fugitiva, resignada, ciudad de sus patriotas usureros, ciudad de impostaciones imperiales, caminas, caminas, el aire hiede, tu caca en el fangal bancario, tus crujientes soretes verdolagas lejos del páncreas, lejos de tus manos,
mecidos como auroras neoyorquinas, como dulces ensueños de grandeza,
¿los viste, los palpaste ?, son suaves, son intensos, son rutilantes, tiesos, macerados,
son la fulguración, son el fermento, la bilis, el pánico rectal, el sudor de lo prÃstino babeante, la mierda tibia en el pantalón etimológico, sos el número vivo del sistema,
el servidor sufriente, el accionista, el semisocio anónimo...”
Aquel corazón descamisado: latidos de sadismo y perversión.
Este es un libro fundamental para entender la poética de Luis Tedesco. Se trata de una publicación donde su autor asume la poesÃa como testimonio personal, como espejo interior de un yo mórbido. Es ostensible la visualización que hace de sà mismo, ya sea en personajes o en las voces que utiliza para formalizar su registro discursivo.
El poeta frecuenta, como una suerte de Orfeo de cabotaje, el territorio de la muerte, zona de oscuridad y silencio, simbolizada por la Desaparición. La conciencia de ese andar entre dos mundos: en este caso la city y el contexto bonaerense ( el de la desaparición) hace que el suyo no sea un sentido lamento por los que han muerto en la injusticia, sino que es un constante regodeo sádico donde la vida es un tiempo de caÃda. No hay objetos concretos en la poesÃa de Tedesco sino una subjetividad que los envuelve y hace de ellos su propio sentimiento. Para él “ no se puede escribir desde la nada” . En esta oportunidad, retoma varios de los elementos constitutivos del movimiento surrealista al que abomina para componer este volumen .
Tedesco, destruye, pisotea los valores sagrados, trastorna y trastoca las significaciones generalmente atribuidas a las cosas, las mezcla, las invierte, las fagocita, digiere y expulsa en el sentido literal del término. La perversión inherente a la temática de este poema y su relación destructiva con la sociedad nos aproxima también a Sade, donde la depravación sólo puede tener valor transgresor en el seno de una sociedad que la rechaza y condena.
En Aquel corazón descamisado, hallamos un desvÃo de las funciones digestivas que podrÃa fácilmente inscribirse en la lÃnea surrealista. Por ejemplo la técnica de los ready made surrealista, consistÃa en desviar a los objetos de sus funciones, pervirtiéndolos y subvirtiéndolos. La fuerza del surrealismo, y en mucho menor medida las pretensiones artÃsticas de Tedesco, reside en haber inscripto en sus premisas que el arte, como revolución, es una violencia, un rapto y una metamorfosis dolorosa del cuerpo. Me detendré especialmente en la coprofilia, una de las perversiones preferidas por los surrealistas, destacándose en la obra de Artaud. Tedesco, desde luego muy lejos de la notable calidad del poeta francés, sólo mancha de elementos escatológicos toda su escritura: “ caminas, caminas, el aire hiede, /tu caca en el fangal bancario, /tus crujientes soretes verdolagas/ lejos del páncreas, lejos de tus manos,...”
El regodeo escatológico prosigue en las siguientes lÃneas: “ ¿ los viste, los palpaste?,/ son suaves, son intensos, / son rutilantes, tiesos, macerados,...” Considero que el autor, al defender una poética de no-ruptura, donde necesariamente se maneja con el concepto de tradición, se inscribe en algo que él mismo denosta: la poética y la exhuberancia surrealista, con ejes temáticos atravesados por lo sádico y por diferentes tipos de perversiones. En este caso la coprofilia y el sadismo exacerbado. De otro modo no se podrÃa entender el uso de las palabras siguientes: “pánico rectal”, “mierda tibia en el pantalón etimológico.”
En esta escritura todo es violento, cuerpos descuartizados, martirizados, brazos en cruz. Odio, brutalidad y destrucción enmarcados, no en una registro de denuncia social, sino en una creación donde el sadismo representa el factor principal de placer del texto. El siguiente, es uno de los ejemplos más groseros: “¿ya aborto la sierva de su casa,... ¿ya tiró el feto en el baño de servicio...”
Otra de las ideas con las que intenta trabajar es la del paisaje. En este caso: la city porteña, repleta de elementos históricos y geográficos a los que nos tiene demasiado acostumbrados Tedesco. Si bien la ciudad es el escenario de este poema, además existe otro espacio no menos importante pero sà más siniestro, que es el de la Desaparición. También personificada mediante residuos que no hacen más que manifestar el uso de esos procedimientos surrealistas que tanto detesta el autor: “ ojos, dientes, testÃculos, vaginas, / brazos, piernas, entrañas desgarradas, / blusas en cruz pegadas en el barro, / restos de carne aniquilada, / restos reales de muertos no visibles,”
Efectivamente, la Desaparición, además de ser personificada, está escenificada de la siguiente manera: “ son sus labios, son sus mejillas, /en su barba de flotación extraña en la parda laguna bonaerense,”
Aparentemente el escenario de la Desaparición no puede aislarse del sadismo mientras que el de la ciudad no logra concebirse sin regodeo escatológico: “ aquà en la city, / rompiendo el pavimento, entre la mierda blanda de tus tripas,”
En La maleza, su séptimo libro (editado por él mismo), relata una escena espantosa de tortura. De este texto, pasa a Aquel corazón descamisado, donde el poema que da tÃtulo al libro, intenta remover la historia de Argentina pero sólo logra ahondar más aún en el dolor y en la inequidades cometidas sin llegar a producir el mÃnimo análisis histórico sobre lo sucedido. En otras palabras: el texto, con pretensión de denuncia, sólo denota oscuridad, sadismo y gusto por lo morboso. Ante esto, no puedo dejar de exponer el siguiente interrogante: cuánta carga de autobiografÃa existe en este poema extenso, y lo hago siguiendo la frase de su propio autor, quien afirma que su escritura presenta “una secuencia entre lo social, lo personal y lo polÃtico”. Si seguimos al pié de la letra los postulados de Tedesco, llegaremos a la conclusión de que el intento de denuncia queda opacado y aniquilado por lo autobiográfico debido a que, “ por su parte el narrador le habla a alguien que en realidad es él mismo.”
A pesar del juego aparente de la polifonÃa de voces, el poeta se dice a sà mismo cosas tales como: “ tu vejez amenazada, tu vaso de leche sin vainillas, perforado tu colon indigesto, votaste contra el Estado Protector, votaste contra el Estatuto del Peón de Campo, votaste por la Competitividad, por la Dolarización, votaste por la cirugÃa sin Anestesia, votaste por la Democracia Fraudulenta,”
Las perversiones, en definitiva, para los surrealistas son el desperdicio, la enfermedad vergonzosa, igual que para el conjunto de la sociedad burguesa a quien sólo intentaban alterar, mientras que, para Tedesco lo sádico y todo lo que esto implica, es la única forma de establecer un vÃnculo con la poesÃa.
Independientemente de los surrealistas, la problemática poética de este editor con aires de escritor consiste, sin duda, en mantener, en fortalecer o consolidar el contacto entre inspiración y expresión de este género literario. Destruida esta armonÃa, la autenticidad última de la creación poética se degenera.
El movimiento surrealista, lejos de agotarse tras su muerte oficial, adquiere una gran resignificación porque sus integrantes se dieron el lujo de reivindicar una revolución total y libertaria que abarcaba todas las facetas del hombre, incluso las más oscuras y desconocidas. En cambio, la obra de este editor, sólo es signo de un camino que ha madurado sobre los frutos de un dolor argentino todavÃa incurable.
Jaro Godoy.