Me remito a una consulta hecha en un determinado blog sobre la deuda española, pública y privada, desde 1995 hasta finales de 2011. Millón arriba o millón abajo de posible error, supone una insignificancia en comparación con el montante global que, sin incluir la deuda de las entidades financieras, asciende a la escalofriante cifra de unos 2 857 348 millones de euros. La ratio Deuda/PIB roza el 300 %.
El endeudamiento de las Familias asciende a 882 420 mill. de euros. La de las Empresas a 1 290 608 mill. de euros. En cuanto a la deuda Pública, contemos:
Municipios: 37 351 mill. de euros
Comunidades autónomas: 121 419 mill. de euros
Administración central: 521 007 mill. de euros.
¿Tanto dinero debemos los españoles? ¿En qué nos lo hemos gastado? Sin eximir de responsabilidad a la población común -el llamado pueblo llano-, que se lo ha pasado maravillosamente comprando coches último modelo, viajando por el mundo, almorzando en restaurantes caros, en fornicios, comprando pisos suntuosos y haciendo llamadas costosas vía móvil, entre otros dispendios, me da la impresión de que esos 882 420 mill. de euros están hipotecados en gran medida por la Banca, amén de las estafas añadidas de que hemos sido víctimas los consumidores -caso, por ejemplo, de las Participaciones Preferentes, Deuda Subordinada, pagarés, bonos y otras inversiones objeto de fraude-, como asimismo de los numerosos casos de “tocomocho” cometidos por algunos sabios financieros del cucurucho sin que el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores hayan dicho una sola palabra a favor de los estafados. Eso, en cuanto a la deuda de las familias; pero veamos, grosso modo, el desenvolvimiento de los municipios sobre la gestión económica encomendada por los votantes. ¿Cuántos millones de euros se han despilfarrado en obras que a los dos meses de estar concluidas han tenido que ser reparadas? ¿cuántos millones más es justo contabilizar (sin demagogia, porque esa gente guapa se las sabe todas más tres) para atender a personalidades, adquirir coches caros para el servicio municipal, comidas de trabajo, festejos religiosos a cargo del contribuyente, presuntas falsificaciones de facturas, fraudes urbanísticos, costo de asesores, sueldos exagerados de alcaldes y concejales, escandalosos incrementos de proyectos y obras previamente presupuestados, construcciones paralizadas y lamentables imprevisiones de toda índole, en no pocas ocasiones provocadas con fines espurios?
En cuanto a las Comunidades Autónomas -instituciones complejas donde las haya-, nosotros los de a pie hemos de conformarnos con hacer uso de la cuenta de la vieja, e intuitivamente hacer cálculos aproximados, ábaco en mano, con el fin de hacer estimaciones -repito, grosso modo- sobre la cuantía de la guiíta chorizada por la Cosa Nostra de cada división territorial. Después habría que calcular derroches, ligerezas, concesiones gratuitas, amiguismos... En fin, toda esa maraña de lindezas que, a cargo de personas sin escrúpulos, tienen maniatado a este país de cristiana mansedumbre.
Comencemos por calcular los sueldos de los 1217 diputados de las diecisiete comunidades. ¿3000 euros mensuales de media, para no pecar por exceso? 3 651 000 euros, que multiplicado por doce mensualidades arroja la nada despreciable cantidad de 43 812 000 de euros anuales. No es que se trate de una cantidad de dinero desorbitada; pero si tenemos en cuenta la inutilidad de la mayoría de parlamentarios, que algunos de ellos no se saben la Constitución, supone una ofensa para el ciudadano honesto. Pero con lo comentado no concluye el despropósito. A esa nómina hay que añadir dietas, desplazamientos, extras por comisiones de servicio (¡ja!), como asimismo ciertos gastos imprevistos que engrosan la cuantía de mermas prescindibles a cargo del contribuyente . ¿Cuántos millones más?
Al carecer de datos fidedignos para elaborar un estudio económico riguroso -nosotros, que no somos economistas-, nos hemos de conformar con lo que leemos en Internet, lo que nos cuentan en el bar, lo que leemos en los periódicos matutinos -de los cuales me fío menos que del Santo Padre- y, en definitiva, de lo que escuchamos en los debates parlamentarios, mentira tras mentira en pos del voto ciudadano. Y al final uno que, por ser ya mayor, se vuelve niño, piensa en lo que piensa, le acomete la rabieta, y dice a sovoz: Iros a tomar por el tafanario, trileros y mangantes, que a mí, nacido en España para mi desgracia, me basta con leer “Mundo Deportivo” y que gane el Barça, a otros les irá de perlas el diario “Marca” y que gane el Real Madrid, a lo que nos habéis acostumbrado.
¿Sabéis lo que os digo? ¡Allá va mi pedorreta para la mayoría de vosotros! Lo siento por los políticos honestos, que también los hay aunque no abunden.
augustus
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