Ya ha llegado Ángel Carromero a España para cumplir aquí la condena de 4 años de cárcel impuesta en Cuba por homicidio imprudente. Condena que aquí no cumplirá en modo alguno. Más pronto que tarde saldrá libre en tercer grado, que supone circular libre todo el día y dormir en prisión de domingo a jueves y fiesta total el fin de semana, durante un corto periodo de tiempo. El ministro español de Exteriores comentó un día que tal vez fuese indultado por el Gobierno. Esperanza Aguirre se apresuró a visitarle el día de su llegada en la cárcel de Segovia, en la que ocupa él solo una celda, y decir que Carromero no es un delincuente en España. Este vicesecretario de las Nuevas Generaciones del Partido Popular fue a Cuba como turista, pero su misión consistía en entrevistarse con grupos de jóvenes disidentes en compañía de otro activista sueco y entregarles 4.000 euros para la causa. Ha dicho Esperanza Aguirre que Carromero no es un delincuente. Es un irresponsable, por no decir un tonto. En España se le quitó el carné de conducir por acumular 42 multas por infracciones de circulación, la mayoría por exceso de velocidad. Mala suerte tuvieron los disidentes Payá y Cepero al dejar que ese irresponsable condujera el coche en el que fallecieron al estrellarse contra un árbol. Si Carromero no se hubiese movido de España, esos hombres estarían vivos. Curiosamente, los otros dos ocupantes del coche, extranjeros, el español y el sueco, salieron ilesos. Si en lugar de Carromero hubiese sido un socialista español, Aguirre no habría hablado a favor de él ni le hubiese visitado en la cárcel ni le presentaría como un luchador por la libertad.
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