Mis pies gloriosos
pisan desnudos el agua de los siglos,
avanzan
sobre cuadrados maremotos
sintiendo las plantas
el frÃo negro y salado de las costas
DÃas helados
servirán de cortejo a mis empeines.
La nieve coronarán mis plantas
y cada dedo
será un grito triunfal
en el crepúsculo.
El invierno del mundo
llegará con su carga de fantasmas
y la senda del agua
que no deja de fluir
me llevará de un mundo
al otro
con estos pies que tiemblan
ansiosos de alboradas y senderos,
de besos,
de nocturnos insectos
de ratones de luz
entrando y saliendo por las plantas
Los veré en el alba
cuando un ciego taña la campana de la iglesia
y los niños corran en el gran mediodÃa
descalzos en la fronda,
tocando con las puntas de sus pies
el otro mundo.
Allà también el agua
murmurará su canto y sus cadenas
enhiestas en la noche,
cansadas de la tierra.
Un horizonte de fuegos
asoma entre mis pies.
Y sólo hay sombras
detrás de cada sueño,
entre los abalorios de la noche;
bajo la lluvia azul de las estrellas.
© Gocho Bersolari
Poeta