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Violencia en Argentina (XXII): (Des) Gobierno y doble discurso

Carlos O. Antognazzi

Argentina



Algunos diarios extranjeros señalaron que el Presidente «invitó» a boicotear a la empresa angloholandesa Royal Duth Shell: «Kirchner invita a los argentinos a boicotear a Shell por subir el precio del combustible», publicó en tapa El País, de España. Sin embargo, y pese a las declaraciones del ministro del Interior, Aníbal Fernández (La Nación, 14/03/05, tapa), parecería un error. Kirchner no habría invitado sino obligado a los clientes de la empresa a no comprar nafta. Desde el Gobierno se habría diseñado el esquema de tomas de 32 estaciones de servicio por parte de piqueteros oficialistas. En el interior ocurrió en La Plata, Rosario, Mendoza, Córdoba, Salta y Paraná.

Violencia en Argentina (XXII):

(Des) Gobierno y doble discurso

Algunos diarios extranjeros señalaron que el Presidente «invitó» a boicotear a la empresa angloholandesa Royal Duth Shell: «Kirchner invita a los argentinos a boicotear a Shell por subir el precio del combustible», publicó en tapa El País, de España. Sin embargo, y pese a las declaraciones del ministro del Interior, Aníbal Fernández (La Nación, 14/03/05, tapa), parecería un error. Kirchner no habría invitado sino obligado a los clientes de la empresa a no comprar nafta. Desde el Gobierno se habría diseñado el esquema de tomas de 32 estaciones de servicio por parte de piqueteros oficialistas. En el interior ocurrió en La Plata, Rosario, Mendoza, Córdoba, Salta y Paraná.

El exabrupto de Kirchner del 10/03/05, cuando desde una escuela, mientras entregaba guardapolvos, convocó al boicot, no deja de ilustrar sobre el accionar del Gobierno y su falta de previsión en cuestiones de vital importancia. Ya no se trata, como señalé en artículos anteriores, de una forma que no se corresponde con la investidura, las circunstancias ni el protocolo, sino de contradicciones que preocupan.

Llamado a la violencia

Desde el Ministerio de Economía se dijo que «no estamos contra el boicot, sino contra la acción piquetera. Se malinterpretó el mensaje presidencial, que había pedido mantener una actitud cuidadosa» (La Nación, 13/03/05, p. 10). Es difícil creer en una mala interpretación cuando sólo media hora después de la arenga de Kirchner grupos piqueteros comenzaron las pintadas en la estación que está cerca de Plaza de Mayo, demostrando una envidiable fluidez comunicativa entre el Gobierno y sus grupos adictos. También participó Guardianes de la Democracia, una agrupación nacionalista, católica y conservadora, creada y manejada por Julio De Vido, Ministro de Planificación.

Si la organización de las tomas de las estaciones de servicio fue decidida por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, por expresa orden de Kirchner (cfr. Mariano Obarrio. Un bloqueo con el visto bueno policial. La Nación. Economía & Negocios. 12/03/05, p.02), la gravedad es institucional, y supone un delito penal. Según Obarrio la serie de tomas comenzó el viernes 11/03/05 a las 10 de la mañana, tal cual estaba previsto, y contó con la anuencia de la Policía Federal, que habría sido aleccionada para que no interviniera, salvo cuando algún piquetero trasnochado encendía un cigarrillo demasiado cerca de los surtidores.

Aníbal Fernández caminó por el filo de la navaja al tratar de “controlar” a funcionarios del Gobierno que ejercen como piqueteros, como Luis D’Elía, diputado por Buenos Aires; Edgardo Depetri, dirigente de la CTA; o Jorge Ceballos, director de Asistencia Humanitaria del Ministerio de Desarrollo Social. D’Elía dirige el grupo Federación Tierra y Vivienda, con 125.000 personas; Ceballos, cuyo cargo gubernamental depende directamente de la hermana del Presidente y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, es el jefe de Barrios de Pié, con 60.000 seguidores (cfr. Donde falta Gobierno, falta libertad. Castellanos, 16/07/04). Es decir que el Gobierno no sólo habría propiciado la toma de las estaciones de la empresa Shell, sino que además lo habría hecho con parte de sus funcionarios.

Sin entrar en la “teoría de la conspiración”, vale señalar algunas coincidencias: el mismo 11/03 D’Elía, Depetris, el diputado Alfredo Antonuccio, y el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, se reunieron en un panel conmemorando la asunción presidencial de Héctor Cámpora (famoso por obsecuente, por liberar a los presos, y por gestar el regreso de Perón a la Argentina, que eclosionó en la masacre de Ezeiza el 26/06/1973). Hay que recordar, además, que D’Elía fue quien copó y destrozó la comisaría de La Boca el 26/06/04, y quien aseguró «defender a Kirchner en la calle y a los tiros» (sic). Pocos días antes, el 21/06/04, el Gobierno había apoyado al cónclave piquetero de Parque Norte con el envío de tres representantes, los ministros Carlos Tomada, Oscar Parrilli y Alicia Kirchner. La repetición de nombres es llamativa.

El precedente no puede ser más riesgoso para un país que acaba de salir del default y que procura reinsertarse en el mapa mundial y atraer empresas extranjeras. ¿Cómo podrá hacerlo si las reglas de juego se modifican según el humor del Presidente? El yerro de Kirchner nos acerca peligrosamente a Venezuela y Bolivia, países que están perdiendo las libertades públicas frente a la presión de grupos antidemocráticos que se aúpan al poder con maniobras poco claras.

Contradicciones al por mayor

La paradoja no puede ser más luminosa. Nahuel Beibe, de la agrupación Martín Fierro, sostuvo: «vamos a hacer retroceder a Shell, para que otras empresas no remarquen los precios. Pretendemos la nacionalización del petróleo y que Shell pase a ser de Pdvsa y Enarsa». Lo que Beibe ignora, o elige ignorar porque prefiere apoyar al Presidente a ultranza, es que cuando Kirchner fue gobernador de Santa Cruz apoyó junto con Menem la privatización de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) para que se convierta en la española Repsol YPF. Es decir que en la práctica, si su deseo es «nacionalizar el petróleo», primero debería pedirle una rendición de cuentas al Presidente. Además, mal que le pese a Beibe, tres días después del incremento de Shell, la estadounidense Esso (del grupo Exxon Mobil) hizo lo propio.

Otra contradicción surge del seno mismo del Gobierno y sus acciones, que varían según soplen los vientos emocionales del Presidente. El año pasado el Gobierno sostuvo que frente a la ola de cortes y usurpaciones por parte de los grupos piqueteros (como las que sufrieron Repsol YPF, la cadena McDonald’s, el Hotel Sheraton, las cabinas de peaje, las estaciones de trenes o el Edificio Libertador) la respuesta debía ser dada por los fiscales y jueces. Ese mismo Gobierno es quien ahora delinque. ¿Actuó algún juez contra el Gobierno? ¿Fueron citados los policías que no intervinieron, contraviniendo la orden expresa del Gobierno de octubre de 2004, cuando se tomó la decisión política de saturar de efectivos las calles para evitar la toma de cualquier empresa, sea pública o privada, nacional o extranjera?

El Gobierno emite la orden y el mismo Gobierno, cinco meses después, la viola. ¿Qué imagen se le da a la sociedad, fuera de la más evidente que es la de una errancia que asusta? Si la justicia no actúa ahora, quedará tan enlodada como el Gobierno. Si el Gobierno no da un paso al costado y procura enmendar el dislate, será evidente que en Argentina no hay garantías para ninguna empresa.

Como corolario del doble discurso, que supone, además, una doble moral, aparece Jorge Telerman, vicejefe de la Ciudad de Buenos Aires. En una entrevista de José Ignacio Lladós (La Nación, 28/03/05, p. 11), asegura que «la sociedad tiene que dejar de transar». Curiosa expresión en boca de quien dos meses antes manifestó, sobre quienes construyen la Villa Rodrigo Bueno en la reserva ecológica, «lo principal, ahora, es ganarnos la confianza de ellos, que vean que los queremos ayudar. Después, negociaremos y decidiremos los siguientes pasos» (La Nación, 26/01/05, p. 16).

Del arte a la violencia

En su discurso del 04/02/1974 Perón resaltó «la cooperación de la ciudadanía, tanto en la información como en la represión del enemigo común, porque en la lucha entre la delincuencia y el país, nadie puede ser neutral» (citado por Rodolfo Terragno. El peronismo de los 70 (1). Capital Intelectual, Buenos Aires, 2005. p. 75). El 12/06/74 Perón insistió cuando pidió al pueblo, con respecto a los enemigos, «no sólo que los identifique claramente, sino que los castigue como merecen... Los que hayan violado las normas salariales y de precios, como los que exijan más de lo que el proceso permite, tendrán que hacerse cargo de sus actos» (Terragno, ob. cit., p. 89). ¿La Historia no le ha enseñado nada a Kirchner?

Cuando León Ferrari exponía su retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta, un grupo de militantes católicos, con la anuencia de buena parte del clero, consiguió prohibir la visita a la muestra, de manera que nadie podía verla. No había elección, sino censura. Ahora, con el llamado de Kirchner y el organigrama presuntamente diseñado desde la Casa Rosada, nadie pudo elegir cargar nafta en una estación de servicio Shell.

Si el Presidente hubiese sido coherente, habría informado para que cada ciudadano, haciendo uso de su libertad, eligiera o no comprar en Shell. Pero al convocar al boicot y además asegurarse por la fuerza de que nadie pudiese comprar «ni una lata de aceite» en esa empresa, logra otra cosa: reprimir. Al fin de cuentas el Gobierno no impidió que los piqueteros invadieran 32 estaciones. Dejó hacer, igual que la Policía Federal. Es decir que, haya o no organizado las tomas, le compete tanta responsabilidad como a los piqueteros. El 24/03/05 Ceballos reconoció a La Nación haberse equivocado al tomar las estaciones, pero el arrepentimiento fue tardío: el descaro ya había sido publicitado en diarios extranjeros.

No deja de ser curioso, en este contexto de violencia explícita, que el rector de la Universidad Nacional de La Plata, Gustavo Aspiazu, procure otorgarle antirreglamentariamente un doctorado Honoris Causa a Kirchner. El Presidente no posee antecedente académico que lo justifique, y la única vinculación con la universidad citada es haber estudiado abogacía en ella. Pero ni siquiera sus notas fueron relevantes. Ahora Kirchner engrosa su currículo como el Presidente que incentivó la violencia callejera. No parece un gesto que merezca un doctorado, sino más bien una actitud a investigar por la justicia.

En su artículo Un presidente con demasiados enemigos (La Nación, 20/03/05, p. 25), Morales Solá glosa un informe de la Cepal sobre la inversión extranjera en América Latina: «durante el año último, consistió sólo en el 10 por ciento de la que recibieron México y Brasil y en menos de una tercera parte de la que llegó a Chile. Si bien la Argentina estaba en default durante el último año, lo cierto es que teoría y realidad coincidieron en tiempo y espacio». ¿Es confiable Argentina para el mundo? ¿Quiénes sufren las consecuencias de estas actitudes violentas? ¿Hasta cuándo el Presidente elegirá seguir en la adolescencia en lugar de madurar?

© Carlos O. Antognazzi.
Escritor.

Publicado en el diario “Castellanos” (Rafaela, Santa Fe, República Argentina) el 01º/04/2005. Copyright: Carlos O. Antognazzi, 2005.

Este artículo tiene © del autor.

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