Usted, ¿se ha dado cuenta que el olvido es algo más que inaugurar la ausencia? ¿Que es una geografÃa sin vertientes sobre la piel sumisa de la tierra donde se hacina toda la sal de la tristeza, donde crepitan lámparas amargas por los cielos desnudos y las grietas, y estridulan su látigo los grillos bajo la luz herida de cuatro lunas ciegas? Un territorio hastiado de intemperies donde vamos muriendo, de a poquito, sedientos de no verlo, de no andar de su mano las mañanas, de no escuchar su voz cuando regresa, donde creemos casi un imposible retornar al asombro de ser uno porque ya no sabemos cómo hacerlo. Donde nos faltan nombres y palabras y antiguos arenarios de promesas y la savia especial de la ternura y esa cierta vergüenza al extender los sueños y no hallarlo desnudando el amor, a la derecha... Si alguna vez su sangre, su esperanza, pudo sobrevivir a esa miseria, usted se ha dado cuenta que, el olvido es, algo más, que inaugurar la ausencia.
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