Clavado en mis entrañas,
como colmillos
o estiletes ebrios
de vinagre y escarcha,
sin soles,
sin senderos al ocaso,
sin manos alfareras despeinándome el alba...
este amor a hurtadillas que ejercemos
sediciona la piel
bajo mis máscaras.
Este amor clandestino,
borrascoso,
hecho de espera y lágrimas,
deshila brazaletes,
estigmatiza cruces en mi espalda,
descobija sayales amarillos,
agoniza de amor
sobre la almohada.
Y de pronto,
tu nombre en la memoria,
tu voz atravesando mis murallas,
las huellas de tus besos
incendiando el desorden de las sábanas...
y ya no necesita de intemperies
ni anillos
ni palabras...
Se bebe su calostro de mendrugos,
se acomoda
su aroma transgresor en la solapa
y sale a desafiar las ceremonias,
los Ãndices,
los rostros,
los sueños en rodajas...
Este amor a hurtadillas que amamantan
grávidos girasoles
encendidos
en antiguas fogatas.