CEÑIMOS EL ABRAZO
Nuestras almas estallaron
como una bandada de pájaros
resucitados y enloquecidos;
Alborotados como gaviotas
ávidas detrás de un barco,
esperando cariñosas migajas .
Ellos estaban allÃ, expectantes
Los vi extender sus brazos,
extendà los mÃos.
Cerramos el abrazo
tras una larga ausencia.
Eramos tres
entre risas y lágrimas.
A cada segundo
nos mirábamos
ciñendo mas el abrazo,
bebiendo las lágrimas del otro
Dentro del cerco
de los brazos fuertes
de mi niño hombre,
tan niña y tan mujer,
mi pequeña y yo, inundados
de desarraigo mediterráneo.
MECIENDO RECUERDOS
Meciendo recuerdos
me sorprende la alborada.
El sol tÃmido intenta
atravesar la bruma
esparcida en el aire.
Absorta en esta contemplación
rescato el brillo de su mirada,
su voz memoriosa redescubriendo a Homs
en su último viaje.
Crece en mis oÃdos la voz grave,
"...Recuerdo el camino
por el que veÃa pasar de niño
ejércitos y caravanas.
Hoy, oleoductos modernos,
camiones cisternas en incesante ir y venir,
lo han desdibujado..."
SonrÃe, vuela su mente
y regresa a mi con otras imágenes,
"...Te asombrarÃas al ver las mezquitas
rodeadas de arcadas, almocárabes y geometrÃa,
te imaginaba asomada a esos balcones
de encajes marmolados, dejando escapar
tu mirada asombrada hacia los minaretes
de piedras blancas, en sublime vertical..."
Desprende del recuerdo su sonrisa.
Lo observo a través de la bruma
de mis ojos tristes, que lo aprisionaron
eternamente dormido.
ESCÚCHAME
¡Espera...!
no estés tan apurado,
dedÃcame tu tiempo
y siéntate a mi lado.
No te impacientes;
Debo encontrarme contigo
Para entablar el diálogo,
Contarte cuánto te necesito...
No, ni dulces ni zapatos,
Éstos puedo tomarlos cuando quiera.
Es tu presencia lo que ansÃo,
Tus ojos grandes en mis ojos nuevos
Tu risa cansada en mi sonrisa tierna,
Tu mano áspera y firme
En mis palmas húmedas e inseguras;
No junto a mi
Sino dentro de mi,
Con tus pensamientos en los mÃos,
Tu enorme cariño
Volcado sobre mi corazón.
Que mi cabecita despeinada
Provoque tu sonrisa,
Para que esta alegrÃa tuya
Sea el mejor juguete
Al que pueda abrazarme
Cuando el trabajo
Te aleje de mi lado.
¡Espera...! No te angusties,
comprendo que no puedas dejarlo;
sólo quiero que cuando regreses,
pienses en este: “¡Espera...
no estés tan apurado,
dedÃcame tu tiempo
y siéntate a mi lado”.
Ya sé que es tanto lo que me has dado;
Pero también preciso todo esto
Para crecer feliz, libre y amado.