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Escondidos

Rubén Patrizi

Venezuela



Escondidos

El los busca afanosamente, sudoroso, con ansia de encontrarlos, con curiosidad de rendijas, para salir del atolladero de su incertidumbre.
Si. De su incertidumbre, su situación; buscar y no encontrar y llegar al anhelo que se va transformando en desespero. Y sentir un latir que golpea el corazón y las sienes. En su pecho y en su frente hay un frenesí de vida.
Esta atento de saltar y en ese brinco, llegar desesperado hasta la meta.

Escondidos los ven pasar. Ven como se asoma entre las grietas de la cerca, cuando husmea en los resquicios, revisa los pipotes y va a la gran arboleda que da principio al bosque. Pasa por los camburales que hay en el patio y que invitan a mirarlos; son todo hojas, anchas, grandes, muy verdes y tan largas que casi rozan la tierra. Tienen unos enormes racimos verdosos, que se ven de las alturas, están tan altos, que las ganas se esfuman.

Allí lo vemos recorrer el sector de un lado a otro. Nos agachamos más cuando llega junto a nosotros y pasa sin vernos. En silencio nos tocamos para ponernos aviesos. Camina mirando a todos los lados, se ve angustiado y sudoroso.

“¡ Ah pobre gordo”!....Pensamos todos.
Una risa burlona y apagada llega a nuestros silenciosos labios......

De pronto una algarabía, es una gran estampida, son como caballos desbocados o ganado sin dueño que corre por la sabana. Son todos niños que corren seguidos de la sorpresa , del llanto y la tristeza.

El no poder verlos ni alcanzarlos, siendo el último en llegar llena de lágrimas sus ojos.

Estaban como tragados de la tierra. De pronto como salto de liebre, debajo de un gran arbusto salta uno y echa a correr, salen de todas partes, uno del piso , serpenteaba entre el monte alto, otro salió de un árbol donde estaba escondido entre las ramas, donde el tupido follaje esconde hasta los nidos de los pájaros.

Y así todos aparecen y hacen llorar al perseguidor, que los buscaba frenéticamente como si por ello se le fuese la vida.

“Libre”...... Canta el último que llega veloz como una flecha

Y el gordo...... de nuevo a contar.

Ruben Patrizi

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