II

Ahora que entraste,

Tienes la llave de mi corazón,

Por conseguinte cuide de no la perder.

Guárdela a siete llaves

En el baúl de tu pasión.

Solamente así tendré paz

Y con amor, cada dia más y más,

Te amaré como a venus en el cielo.

Como Afrodita, diosa de nosotros,

Te adoraré e te tendré en mis brazos;

En mis brazos, con tus brazos,

Tú pondrás cada cosa en su lugar;

Primero la sala de visitas,

Después la cocina,

Hacia afinal llegares en el cuarto:

Rincón de cariño.

Me pedirás una nueva pintura en las paredes:

El revoque caía dia a dia.

Me pedirás mobiliario nuevo: variación de la rutina.

Me enseñarás con eso todo

La mudanza que pedía mi vida.

Me darás lo consuelo,

Me excitarás lo deseo,

Me mostrarás un  mundo nuevo

No revelado hasta lo momento.

En la verdad, me abrirás en claridad,

En claridad hacia una vida a dos,

Dos rosas nacidas, como decía el poeta,

En el mismo arrebol.

Y así, carne y uña,

Seremos un solo:

Creador y criatura,

Padre e hijo,

El verbo encarnado en la palabra amor.