Un extraño día de lluvia con sol, apareció de pronto una hermosa y brillante cinta roja y otras seis de distintos colores, formando así la figura de un puente bello, tan alto que se pasaba del cielo. Ellos miraron hacia arriba viendo de esta manera al gran puente que se alzaba majestuoso como el rey de los colores y le llamaron Arcoiris. Este trajo un mundo lleno de flores. Ya los niños no tendrían que trabajar más y se preguntaron por qué no pegaba sus puntas en la tierra quedándose en la mitad del cielo.

Pasó el verano, llegó el otoño y se fue el Arcoiris. Los pequeños se sintieron muy tristes, todo volvió a ser como antes.

Transcurrió el otoño con el invierno y al llegar la primavera cantaron los pájaros, llegó el Arcoiris y todos se pusieron muy felices. Esta vez sí pegó sus puntas en el piso para no irse nunca más. Los niños se subieron en él muy contentos, era tan grande y fuerte que todos cabían alegres.

Y ahora, cuando veas al Arcoiris, súbete como aquellos niños que lo hicieron una vez.

 (a los 8 años)