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Memoria de un amor en reversa.

Willo Cucufate

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La lectura de esta novela corta del conocido escritor colombiano GGM, me hizo recordar clásicos de la literatura universal, los cuales tienen que ver con el posible tema de esta novela, posible porque  no pretendo asumir una posición moralista al comentar esta controversial novela, todo depende de cuales sean los criterios, valores y principios humanos de los que el lector eche mano para buscarle el disfrute o la nausea de esta aventura de amor en reversa.
Para algunos la temática se desarrollara en torno a la clásica idea de que el amor no tiene edad, por lo tanto el tema tratado será, el amor, esto me hace recordar al clásico de la literatura rusa  LOLITA, de Vladimir Novokov.
Por otro lado la relación que se nos describe a lo largo de Memorias de mis Putas Tristes, entre el anciano de noventa años, Sabio Triste y la inocente adolescente de catorce años Delgadina, no deja de presentarnos una relación pedofilica y de acoso sexual, que me hace recordar el segundo clásico que les quiero mencionar, se trata de la historia de Caperucita Roja, un clásico cuento infantil cargado de un simbolismo evidentemente inocente, pero que bajo las actuales condiciones de promoción de la mujer como objeto sexual, un nuevo verbo debería ser incluido en el diccionario de la Real Academia: El verbo Caperucear, cuya definición podría rezar así: fig. acoso sexual de algunos viejos verdes, que les arde el culo cuando la luna está llena, en contra de niñas  obreras adolescentes.
¿Amor o pedofilia, amor o sexo, amor o acoso sexual? Ante este triple cuestionamiento hago las siguientes reflexiones: aún si el Sabio Triste está realmente enamorado de Delgadina no deja de ser una relación pedofilica; contratar a una Madame, para hacerse posible una noche de amor en un burdel, es seguir confundido el sentimiento con el deseo carnal o en reversa; convencer a una persona en desventaja económica y emocional para tener una relación de pareja, no deja de ser otra forma de acoso sexual.
La relación entre el Sabio Triste, un intelectual de gustos muy refinados y la niña Delgadina, una niña obrera, tiene mucho de contemplativa, más no se queda en el amor platónico, ya que se dan escenas de besos y acariciamientos, que aunque no se llega a insinuar actos de penetración, pienso que quizás, no tanto por respeto del Sabio triste hacia la niña, cuando la observaba en posición fetal adormecida por el té de Valeriana;   si no más bien creo que  es la fuerza vital la que no le responde al Sabio Triste. Me pregunto  ¿Qué caricatura de garañon de noventa años puede tener una erección, cuando la luna está llena y le arden los esfínteres? Creo que es más la impotencia que el respeto, porque hay que recordar, que según se nos relata el Sabio Triste, solterón crónico, allá por su mediana juventud, disfrutaba haciéndole el amor en reversa a Damiana, otra paupérrima  adolescente de su servicio domestico.
No creo en el amor del sabio Triste por la putilla Delgadina; él mismo manifiesta que la prefiere dormida, porque al hablar le resulta ordinaria, es decir en esta relación la comunicación es unidireccional, en donde uno de los actores es solo un objeto del deseo y satisfacción del otro.
En cuanto a los personajes principales de la historia, Sabio Triste y Delgadina, GGM sigue siendo un maestro de la caracterización, solo a partir del nombre de los personajes, ya el autor nos propone una caracterización no solo física, sicológica sino, que también simbólica, es decir nada es superfluo, ni antojadizo, todo cuadra:  Sabio Triste resume y condensa la esencia de aquel hombre culto incapaz de controlar su instintos primarios(primitivos, sin ofender a los pithecantrepus ¿erectus?) o peor los justifica con su verborrea seudo intelectual.
Delgadina resume indefensión, debilidad, tristeza. El mismo origen del personaje viene de la historia de un rey y su aberración sexual  por su pequeña hija. Delgadina es sinónimo de victima.
Pero como bien se dice desde que los tiempos son tiempos: De la nada, nada viene. La prosa de GGM, no es gratuita, ni exhibicionista, tampoco es antojadiza; el objetivo del autor me parece que no es caer en el facilismo pornográfico, quizás si en la provocación. El predestinado estoicismo de Delgadina y el estudiado afán epicúreo del sabio Triste tiene una justificante en el marco histórico(político y económico),  que el autor de manera  muy sutil y hábil nos va sugiriendo a lo largo de la historia, son los tiempos de finales del siglo 19 y principios del siglo 20. Final de una época de guerras civiles en una Colombia dividida y desangrada por las pugnas entre caudillos liberales y conservadores, época que ve su fin con la firma de los tratados de Neerlandia, Chinácota y Wisconsin.
Resulta muy interesante descubrir a partir de un argumento ficticio, a partir de una historia provocadoramente obscena,  la conjugación dialéctica del ser individual (intelectual) y del ser social (idiosincrasia) en la conformación de un ente político organizativo algunas veces reconocido como; Nación.
Memoria de mis Putas Tristes libre de fanatismos machistas o feministas plantea de manera hábil un trasfondo sociológico que la vuelve trascendente y controversial, elevándola por sobre conceptos y valoraciones puramente hedonistas y moralistas.

Este artículo tiene © del autor.

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