Miren Etxezarreta – TAIFA
Puede ser el abandono del euro la solución? Es posible que sea una salida. Puede ser más o menos difÃcil y costoso, pero es posible, como lo muestran los diez paÃses de la UE que no forman parte de la eurozona. Pero no puedo evitar preguntarme qué supondrÃa. La ventaja maÂyor es que los EstaÂdos recuperarÃan la capacidad de devaluar, y, por lo tanto, podrÃamos vender más baratos en el exterior nuestros productos. El mÃtico mensaje de “ser más competitivos”. No es seguro que vender más barato suponga automáticamente vender más. Depende de la demanda de los otros paÃses, y frente a ello poco podemos hacer desde el exterior. Puede no aumentar aunque baje el precio, porque sean otros los elementos relevantes para la competencia –calidad del producto, diseño, etc.–, y, además, depende de los precios de los competidores, que pueden ser tan bajos que una disminución de nuestros precios no altere la demanda.
Una devaluación supone encarecer nuestras importaciones, y a pesar de la crisis, son mayores que las exportaciones. Lo que hace que la subida de precios que la devaluación supondrÃa pueda perjudicar nuestra balanza externa, dado que nuestra demanda para los productos que importamos –petróleo, materias primas, tecnologÃa– es difÃcil de disminuir, pues los necesitamos para el funcionamiento básico de nuestra economÃa. Además, ¿cuánto tendrÃan que mejorar nuestras exportaciones para resolver nuestros problemas? Parece poco realista.
Quienes argumentan a favor de la salida del euro piensan que tener una moneda estatal permitirÃa una polÃtica económica autóctona y autónoma, sin las limitaciones férreas que nos imponen los programas de ajuste. Y aquà estoy mucho menos segura de que sea asÃ. Vivimos en un mundo globalizado. Un paÃs económicamente débil, como éste, tiene muy poca autonomÃa. Tanto frente a los mercados, a los que habrÃa que recurrir para la financiación necesaria, como frente a las grandes empresas que dominan nuestra economÃa, y frente a los organismos internacionales, sobre todo FMI y OCDE que se han atribuido la capacidad de controlar las economÃas mundiales. ¿Qué diferencias supondrÃa en el control al que estarÃamos sometidos si nuestras condiciones de base, en el mejor de los casos, necesitan tiemÂpo para cambiar? Aquà es donde creo que la salida del euro es una ilusión.
En el mundo de un capitalismo agresivo y global, ¿Qué capacidad tiene la economÃa del Estado español para una ruta autónoma? En 1959, con el Pacto de EstabiliÂdad, España ya estuvo sometida al ajuste dictado por el FMI, y lo mismo en 1977 con el Pacto de la Moncloa, y en otras ocasiones. Salir del euro tendrÃa que suponer muchas otras medidas, entre ellas el repudio de la deuda externa, puesto que si tuviéramos que pagarla en euros la situación serÃa totalmente inviable. SupondrÃa asimismo otros muchos cambios de alcanÂce. Equivale a un tsunami ecoÂnómico y no veo que fuese a resolver nuestros proÂblemas fundamentales. ¿El salir del euro facilitarÃa algunas medidas de polÃtica económica que permitirÃan una pequeña recuperación temporal de nuestra economÃa? Con o sin él, tenemos problemas graves: una economÃa débil y depauperada, un sistema productivo totalmente desarbolado con muy pocas excepciones positivas, la población exhausta con tanto paro, disÂminución de salarios, precariedad laboral, etc. Salir del euro no facilitará mucho la solución a estos problemas, aunque es posible que tengan razón quienes lo propugnan.
En cualquier caso, no me parece el tema clave, y mucho menos el debate crucial entre quien deseamos otra sociedad. Es más eficiente plantearse la necesidad de salir del capitalismo. No es tanto un problema de moneda sino de sistema.
Fuente Diagonal
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