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Recién . Una nueva vida.

Rubén Patrizi

Venezuela



Recién . Una nueva vida.

Despiertas, estas amodorrada, con un semblante de cansancio, con un semblante. de haber pasado unas horas de lucha, peleando en la lid continua de dar vida.

Tratas de arrellanarte en el colchón duro de la cama del hospital.
En tu mano, unas gasas y una fina manguera, que se va elevando como una enredadera hacia un envase que la espera goteante en un vaivén monótono y persistente
De tu nariz, brota otra manguera se desliza por las sábanas y se va perdiendo en los recovecos oscuros de la habitación; que esta fría y tenue, con reflejos de luz que entran medio escondidos entre las rendijas de las persianas.

Tus ojos se ven cansados, agotados, y alrededor de ellos unas finas arrugas casi imperceptibles los invaden, y aún hay otra que se desliza por tu frente dejando una sinuosa marca. Pero tu mirada brilla, se ve en ella la ilusión y la esperanza y está, toda llena de preguntas.

Dormitas; haces una convulsión y una baba brota de tu boca en reflejos involuntarios. Coloco un envase alrededor de ella y te limpio los labios.
Me miras de nuevo y haces un ademán de querer sonreír, es una mueca que se va perdiendo en el sueño , tratas de levantar tu mano donde se ven unos dedos largos y huesudos, tu mano cae en la cama sin fuerzas.
Pongo mis dedos en los labios en una seña de silencio. Te invito a reposar, a dormir.

El frío de habitación te hace dar escalofríos, busco una cobija y te cubro con ella. Te subo un poco la cama con el brazo giratorio, también un te levanto un poco las piernas me señalas que esta bien.

Te sonrío, te tomo de las manos, frías, suaves, de piel pálida que contrasta con las mías.
Has pasado unas horas que no las deseo para mi.

Te llevaron muy temprano en la mañana, casi al amanecer, fuiste muy contenta, hablabas hasta por los codos, llenándote y llenándome de valor. La noche la pasamos en una animada conversación de muchas ideas y esperanzas., y poco sueño. Casi nos consiguen hablando las enfermeras.

Me dejaste hecho polvo, angustiado pero feliz, la preocupación y los nervios, sentía el cuerpo duro , tensionado y de las manos me brotaba un sudor, que iba secando, frotando las palmas para darme valor.

Duermes. Han pasado horas, la botella de goteo constante y monótono ya no está, las mangueras también han desaparecido, todo esta en penumbra. ¡Ese aire central!.

Abre los ojos de nuevo, te ves radiante, las arrugas alrededor de tus ojos han desaparecido, el sueño te ha hechos descansar, esta vez sonríes, te acerco algo de agua, pareces tener mucha sed, te tomo de las manos, te acaricio el pelo.

Miras a todos los lados y allí la vez muy cerca de la cama.

En una pequeña cuna palpita una nueva vida, que respira y empieza a crecer, un nuevo angelito que dormita en un sueño de vida, una adorable niña toda llena de ternura.

Rubén Patrizi

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