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Pena de muerte en Bielorrusia: "No me puedo creer que ya no esté aquí"

Amnistía Internacional



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"No me puedo creer que ya no esté aquí"
12 abril 2013

Lubou Kavalyoua recibió una carta del Tribunal Supremo de Bielorrusia el 17 de marzo de 2012 en la que se le informaba de que su hijo, Uladzslau Kavalyou, había sido ejecutado, sin que le hubiesen enviado una notificación con anterioridad. Lubou Kavayoua habló con Amnistía Internacional sobre su hijo, la búsqueda incesante de su sepultura y su lucha contra la pena de muerte en Bielorrusia.

El hijo de Lubou Kavayoua, Uladzlau Kavalyou —conocido como Ulad— fue detenido en relación con un atentado con bomba en Bielorrusia, en abril de 2011. Tras un juicio injusto, fue condenado a muerte en noviembre de 2011. Ulad, que tenía 26 años de edad, solo vio a su abogado en tres ocasiones durante todo el proceso; además, su confesión se obtuvo por la fuerza. Más tarde se retractó de su declaración; asimismo, nunca se encontraron pruebas periciales que lo vincularan a la explosión. El Tribunal Supremo de Bielorrusia dictó su condena, sin posibilidad de recurso.

¿Cómo era su hijo? 

Ulad era alegre, activo y tímido. Le encantaba la música. Siempre estaba leyendo. Le gustaba mucho la psicología y eso le ayudó un poco en prisión, porque aquello era muy duro. Ulad era un buen amigo y sus amistades eran duraderas. Ahora sus amigos nos visitan, no muy a menudo, pero vienen y tratan de apoyarme; yo me siento mejor cuando están conmigo. 

Cuéntenos qué le pasó

Me enteré de su detención cuando los agentes de policía vinieron una noche con una orden de registro. No nos explicaron los motivos por los que registraban nuestro apartamento ni por los que Ulad había sido detenido. Cuando un vecino preguntó a los agentes que registraban nuestro apartamento qué había pasado, uno de ellos respondió que Ulad estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. No nos dijeron nada más.

Durante el juicio, la gente acudió al tribunal a diario y no le gustó lo que vio. Siguen oponiéndose a la condena. Sé que tenía que haberme preparado para lo que pasó, pero aún tenía esperanzas. No recuerdo lo que ocurrió cuando se pronunció el fallo en la sala del tribunal. Ni siquiera recuerdo lo que me dijo Ulad, aunque la gente me cuenta que me hizo señas: "Mamá, no llores". 

¿Cómo supo que le habían ejecutado?

Los días 13, 14 y 15 de marzo, el abogado de Ulad trató de verlo pero no le dejaron. Por supuesto, en aquel momento no tuve la corazonada de que Ulad nos había dejado, no sentí nada. Pero, cuando recibí la carta del Tribunal Supremo, comprendí. 

¿Qué ha hecho para averiguar dónde está enterrado?

Hemos pedido a Lukashenko (Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia) que promulgue un decreto para que los cadáveres de las personas ejecutadas se entreguen a sus familiares, o por lo menos para facilitar información sobre el lugar de enterramiento. No hay razón para no entregar los cadáveres a los familiares o para ocultar su lugar de sepultura. Lukashenko podría decirnos al menos dónde han enterrado a Ulad.

Hemos pedido a las autoridades que nos expliquen los motivos de no hacerlo, pero no pueden decirnos nada. Creo que ellos mismos ignoran de dónde sale esa norma que les impide entregar el cadáver a la familia y revelar el lugar de sepultura. Es una tortura para la madre. Torturaron a mi hijo para obtener la declaración que necesitaban y ahora me están torturando también a mí.

¿Qué le ha llevado a luchar contra la pena de muerte?

Al principio fue el miedo. He visto cómo se obtenían pruebas, y que una declaración se considera prueba, con independencia de cómo se haya obtenido. 

No sé si lo conseguiremos, pero pienso que todavía es posible con la ayuda de la sociedad, de la gente. Se puede cambiar la legislación y finalmente conseguir la abolición de la pena de muerte.

En las dos últimas décadas se ha ejecutado a más de 400 personas en Bielorrusia: nadie ha hablado de ello, nadie ha dicho nunca nada; simplemente los presos son ejecutados. Todo el mundo debería saberlo.

Este artículo se publicó originalmente en The Wire en marzo de 2013, http://www.amnesty.org/pt-br/library/info/NWS21/002/2013/en

Lubou Kavalyoua recibió una carta del Tribunal Supremo de Bielorrusia el 17 de marzo de 2012 en la que se le informaba de que su hijo, Uladzslau Kavalyou, había sido ejecutado. Aún no sabe dónde lo enterraron.

 

En un golpe de vista: 

La pena de muerte en Bielorrusia: datos

  • Bielorrusia es el único país de Europa y Asia Central que sigue llevando a cabo ejecuciones. 
  • Los presos corren el riesgo de ser torturados para obtener su "confesión". 
  • Los presos condenados no tienen acceso a recursos jurídicos eficaces. 
  • Se llevan a cabo las ejecuciones con un disparo en la nuca del condenado. 
  • No se notifica la ejecución a los presos hasta unas horas antes de la ejecución, a veces minutos.
  • No se entregan los cadáveres de los ejecutados a sus familias para su enterramiento, ni se informa a las familias del lugar donde están enterrados.
Story Location: 
Bielorrusia

53° 26' 52.566" N, 30° 45' 42.1884" E

Estoy mirando una fotografía de Ulad: está tan sonriente, tan alegre que no me puedo creer que ya no esté aquí. Sueño con que se abra la puerta y que entre como si no hubiese pasado nada. No quiero salir de casa, siempre estoy en casa, esperando, esperando, esperando...
Fuente: 
Lubou Kavalyoua

Ver en línea : http://www.amnesty.org/es/news/biel...

Este artículo tiene © del autor.

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