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Carandiru y el escándalo del sistema penitenciario medieval de Brasil
Un total de 26 policÃas están siendo juzgados en Brasil por la muerte de 15 presos, acaecida hace 20 años en una de las prisiones más tristemente famosas del paÃs.
En 1992, una operación militar en la prisión de Carandiru, en São Paulo, se saldó con la muerte de más de 100 reclusos. Las autoridades afirmaron que la policÃa habÃa intentado sofocar una pelea entre internos que se habÃan hecho con el control del Bloque 9 de la prisión.
Sin embargo, los indicios descubiertos posteriormente señalaron que la policÃa militar habÃa disparado a los presos, y que, tras la matanza, destruyó pruebas que podrÃan haber determinado la responsabilidad individual por los homicidios.
Actualmente no hay ninguna persona encarcelada por los asesinatos. La única persona que compareció ante la justicia, el coronel Ubiratan Guimarães, fue absuelta en 2006.
Carandiru –que en aquel momento era una de las mayores prisiones de América Latina– se cerró en 2002, tras una serie de motines coordinados organizados por internos de varias prisiones brasileñas para protestar por las condiciones penitenciarias en el paÃs.
“Dispara primero, pregunta después” Para muchas organizaciones de derechos humanos, incluida AmnistÃa Internacional, la matanza de Carandiru no fue una sorpresa. Hasta las autoridades locales afirman que hace tiempo que el sistema penitenciario brasileño ha llegado “al lÃmite”.
“La matanza de Carandiru es un reflejo de los graves problemas que afectan al sistema penitenciario brasileño”, ha afirmado Atila Roque, director de la oficina de AmnistÃa Internacional en Brasil.
Llevamos decenas de años siendo testigos de una combinación tóxica de condiciones de reclusión inhumanas mezcladas con la polÃtica de “dispara primero, pregunta después” que parece haber adoptado la policÃa de São Paulo.
Durante decenios, AmnistÃa Internacional ha documentado miles de casos de violencia por parte de la policÃa militar de São Paulo, incluidos casos de ejecuciones en prisiones de todo el Estado.
Antes de la matanza de Carandiru ya existÃa un historial de impunidad por las ejecuciones extrajudiciales de internos en anteriores motines penitenciarios y de civiles en las calles de São Paulo.
Prisiones al lÃmite Personas expertas afirman que gran parte del problema se deriva del estado de las prisiones brasileñas, increÃblemente deficiente.
Según el Departamento Penitenciario Nacional del Ministerio de Justicia, la población reclusa en Brasil ha aumentado más del doble en los últimos 10 años –de 233.000 en 2000 a 513.802 en junio de 2011– y sigue creciendo.
A pesar de las enormes inversiones realizadas por el gobierno federal, que desde 2003 hasta 2009 ascendieron a alrededor de 500 millones de dólares, la construcción de centros penitenciarios no ha sido proporcional al aumento del número de reclusos.
A finales de 2012 faltaban 200.000 plazas en prisiones de todo el paÃs, lo que se plasmaba en un grave hacinamiento y en condiciones de vida inhumanas.
“Sistema penitenciario medieval” El estado de las cárceles brasileñas es tan nefasto que incluso el ministro de Justicia del paÃs, José Eduardo Cardozo, afirmó en noviembre de 2012: “Tenemos un sistema penitenciario medieval, que, además de violar los derechos humanos, no facilita lo más importante de una sanción penal, que es la reinserción social”
Recientemente, en una visita de AmnistÃa Internacional al estado del Amazonas, en el noroeste de Brasil, la delegación de la organización fue testigo de diversos abusos en las prisiones y vio a reclusos en celdas malolientes, atestadas e inseguras.
En varias prisiones, las mujeres y los niños y niñas estaban recluidos en las mismas unidades que los hombres, y se recibieron numerosos informes de torturas a manos de la policÃa militar del estado, con prácticas como semiasfixia con una bolsa de plástico, palizas y descargas eléctricas.
Cuando la delegación visitó la Cadeia Pública Raimundo Vidal Pessoa –cuyo cierre ha sido recomendado por las autoridades en numerosas ocasiones–, habÃa 900 reclusos en el ala para hombres, con capacidad para 104 personas, y 208 mujeres ocupaban celdas destinadas al alojamiento de 35 personas.
En algunas prisiones del estado de Amazonas, los inodoros son simples agujeros en el suelo que comparten hasta 10 o 15 compañeros de celda. En algunos centros, la delegación vio cloacas al aire libre y comida podrida y basura en patios y corredores. En Tefé, los presos se quejaron de que el pozo séptico rebosaba y llenaba la celda de residuos nocivos.
Estas condiciones han contribuido a que el personal penitenciario tenga problemas de salud. Tanto los guardas penitenciarios como los reclusos se quejaron de que tenÃan tiña, que las condiciones de hacinamiento e insalubridad contribuÃan a extender por todo el sistema.
Responsabilidad de la cadena de mando DÃas después de la matanza de Carandiru, una delegación de AmnistÃa Internacional visitó la prisión para recopilar información que se utilizó para elaborar un informe excepcional de lo que habÃa ocurrido en cada una de las celdas del Bloque 9.
También analizaron las pruebas periciales y documentaron el manejo de las pruebas de balÃstica, extremadamente inadecuado, que constituÃa un intento de encubrimiento por parte de los funcionarios.
El informe Brasil: “Ha llegado la muerte” incluÃa sólidos indicios de que el gobernador y el secretario de Seguridad Pública de São Paulo habÃan eludido su responsabilidad al entregar el control absoluto de la prisión a la policÃa militar y que, por tanto, también eran responsables de lo sucedido.
“Nada impide que se vuelva a producir la matanza de Carandiru, a menos que las autoridades de ámbito estatal y federal asuman su responsabilidad por permitir que continúen las prácticas policiales indebidas y dejar que la gente se pudra en las prisiones”, ha manifestado Atila Roque.
Un total de 26 policÃas están siendo juzgados en Brasil por la muerte de 15 presos en la prisión brasileña de Carandiru. AmnistÃa Internacional analiza la situación de las condiciones penitenciarias en el paÃs sudamericano.
En un golpe de vista:
Un total de 26 policÃas están siendo juzgados en Brasil por la muerte de 15 presos. Más de 100 reclusos murieron tras la operación militar en 1993. La única persona juzgada fue absuelta en 2006.
Story Location:
Brasil
17° 2' 13.8372" S , 49° 34' 13.1268" W
“
La matanza de Carandiru es un reflejo de los graves problemas que afectan al sistema penitenciario brasileño.
”
Fuente:
Atila Roque, director de la oficina de AmnistÃa Internacional en Brasil
Descripción:
Comunicado de prensa, 15 de abril de 2013