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Retiradas las aguas

Carmen María Camacho Adarve



Camino por canales
Donde se alza
El trigo de los faraones.
Canales por donde
Se divierte la muerte
Camino en un ambiguo universo
Por encima de los bosques
Devueltos a la tierra.
Allá se yergue una torre
Sobre el campanario
La silueta de una veleta
Un gallo sostenido por el viento.
Rumor disonante
Viento del nordeste
De áspera sinfonía
De vuelta a la madre naturaleza
Triunfa
 La fuerza de las hojas.
Allá donde la risa de las plantas
Rompen monótonos
Silencios
De una torre callada
Ahora esperanzada
En su forma y su fuerza.
Chapotea
En un crisol de un mundo
En ebullición.
Monumento de equilibrio estable
Alrededor de la torre 
Suena la trompeta
De el arcángel.
Se crece la torre
Y se alza
Piedra a piedra
Mientras oculta
Sus anchos trozos de muro
Cubriendo poco a poco
La superficie del cielo.
Buscando el orden
Y la duración en el tiempo
Arañando la superficie visible
Del firmamento.
Un mágico sueño me empujaba
Hacia la piedra de la torre
Permanentemente en suspenso
Inmune al fracaso
En su tenaz deseo de grandeza.
Que tú reino arribe; ¡oh torre!
Con la sed de las cosas que perduran.
Ya que he respirado mucho tiempo
El azufre de efímeras llamas
He llorado demasiado
Por los cielos
Cerrados del tiempo.
¡Oh torre!  yo no puedo
Dejar de comparar
Esta confrontación de tu fragilidad
Que es la mía.
Inclinas tu pared norte
De frente contra el viento
Cruje el tejado del campanario
Desde lo alto
Divides tierra y cielo
Ligero y veloz
El gallo se yergue
En su incomprensible
Desigualdad de movimientos
Tan ligeros y a la vez
Velozmente movidos
Por el hombre.
La torre erguida,
Alta y vulnerable
Se inclina hacia el suelo
En un llanto al gallo
Del hombre que se mueve
Por el tejado del campanario
Arrancado su gallo de siglos
Contándole a la torre
De donde viene el viento.
El maestro dirige desde lejos
Dando indicaciones
Al hombre que baja
Las escaleras del campanario
Con el gallo muerto.
Y la torre ya no es nada más
Que una suma tenebrosa
De gemidos
Expirando dentro de una débil luz
De todo lo que había estado vivo,
Y, abajo el ardor del fuego
Envuelve la diferencia
De una atroz confusión
De polvo y cenizas
Para explicar el grito,
A la altura de todos
Nuestros gritos.
Vamos caminando a tientas
Por un mundo
Que ni siquiera tiene
Aspecto de relato.
Nos quedamos quietos
Asumiendo el papel
De testigos impotentes,
Agobiados y precarios
Intentado dar altura
A nuestro poste.
Sabiendo que en vano
Podremos esperar
Bajo nuestras sospechosas
Mascaras,
Los matices delicados,
Del despojo de una idea.
La idea más vil
Se junta con la más noble
De las empresas.
La mente se nos deshace
Como agua
De donde surge un inmenso,
Un único destello,
Un silencio roto,
El de los polos.
El único secreto encerrado
Es la palabra llave
De la creación,
 Que ella representa.
Todo lo que la historia
Y la ciencia nos podría
Haber mostrado.
Solo era lo que otorgaba
Impotencia a ese despojo,
Un sentido,
Una amenaza
Que nos mata.
Estamos solos ante muros
De piedra
Solos; con la torre.
Desde un vació
Que nos viste de colores
Tan delicados,
Alejándonos de las palabras.
Desesperación silenciosa
Que se convierte en presencia.
No teníamos que esforzarnos
Para gravarlo en nuestra memoria,
Ya estaba inscrito en ella
Desde siempre,
Era nuestro antiguo
Pensamiento.
Nosotros mismos
En el mundo,
Del azar,
Imperceptible,
Presos de los astros.
Varados en nuestras playas
De una naturaleza muerta
Vacía de acontecimientos.
En verdad,
 Ahora estamos muy seguros
De nuestra solidaridad
Con el monstruo del tiempo,
 Estamos muy seguros
Como para compadecernos.
Desde nuestra estrecha playa,
Desde el agobio
En una acusación
Que cubre al mundo.
Los hombres y las bestias
Tenemos un mismo enemigo;
Una sola ciencia
Una sola defensa
Estamos ligados al tiempo.
En una composición
Desmedida,
Sin poder impedir
Que nos cayera,
Sobre nosotros mismos.
Solos frente a los restos
De la serpiente bíblica,
De hombres fracasados
Esta torre de babel,
Nos parecía la última
Así como cada hombre
Cuyo tiempo se le acaba.
Nos creemos el único hombre
Su visión nos proyecta
Fuera del tiempo;
Lejos de este mundo absurdo
Que parece correr
Hacia su última aventura,
Bajo el escándalo
De las explosiones.
Mientras no actuemos,
Y seamos impotentes
Observadores de
Un mundo que se muere.

Este artículo tiene © del autor.

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