Pariente del amor, hijo de olivos,
descansas en la luz de los rosales.
No siembras poesía en naranjales,
mas brilla el resplandor de tus cultivos.
He visto ya en mis sueños, entre vivos
festejos de palomas espectrales
tu sangre iluminando las versales
estancias de poetas sustantivos.
Al alba y al ocaso, rama enhiesta,
elevas hasta cimas del silencio
mi resignada paz cuando te nombra.
Hoy dejo mi dolor en la floresta
insigne de tu ayer, donde evidencio
tu muerte descarnada sombra a sombra.
Augustus.