No es manera correcta ni aceptable el hecho de ir por ahi pateando a gente y menos aún a la actual o a la anterior compañera sentimental. Hay que ser muy despiadado, bruto y bestia para actuar tan descerebradamente. Además de ser una actitud delictiva, se trata de una actuación totalmente incivilizada e irracional, impropia de un ser humano, movida por bajos instintos.
En plena calle céntrica y sin piedad alguna, sin cortarse ni un pelo y sin que nadie pudiera impedirlo, el susodicho individuo se ensañó a patadones con el vientre de la mujer. Borracho o no, drogado o no, perturbado o no; el caso es que el tipo se pasó más de cuatro pueblos a coz limpia y haciendo caso omiso se paseó por el forro de la entrepierna todas las normas cÃvicas habidas y por haber: el respeto, la educación , la tolerancia y la moralidad.
No me extraña que con hechos como éste aumente tanto y tan rápido la violencia de géneros. Otrora y hasta bien poco se daban hechos violentos en los hogares que apenas trascendÃan socialmente. Hoy, cada vez más, proliferan las sonoras y agresivas palizas y los insultos a grito pelado, en público, a plena luz, al exterior. Sin pudor ni timidez. Sin cohibirse ni esconderse. Claramente, a la entrada de locales públicos y comercios.
La violencia urbana es de asfalto y aceras. Aceras, que lamentablemente suelen mancharse de sangre de aquellas personas agredidas. Los hechos se producen ante la mirada atónita de transeúntes y conductores que no se atreven a intervenir en defensa de la vÃctima por miedo a sufrir agresión fÃsica y verbal -e incluso de arma blanca- por quien maltrata violentamente. A ver quién se atreve, so pena de recibir un navajazo o una lluvia de palos, pues los improperios son más leves y llevaderos.
Pero la palabra con sangre NO entra. Haz el AMOR, -asÃ, en mayúsculas- y no la VIOLENCIA. Por una sociedad sin patadas en la barriga.
Josep Esteve Rico Sogorb (Elche, Comdad Valenciana, España)