Hola lunes. Hoy ha nacido Ariel. Otro Ariel que no soy yo. Uno más pequeñito y más despeluchado (sí, se puede) y que además, es mi sobrino. Me he emocionado mucho cuando lo he cogido en brazos. Parecía que pudiera romperse sólo con mirarle demasiado tiempo. Ha nacido como un altramuz, todo arrugadito y con los puños cerrados. Así... como preparado para la lucha. Le he dicho "hola Ariel" y él me ha mirado con ojos de "hola Ariel." Me ha parecido increíble. Estoy bastante enamorado de mi sobrino. Yo me he pasado mi vida entera sin familia, y ahora tengo un sobrino. Si lo piensas bien, es bastante emocionante eso de que la vida nos salga siempre por peteneras. Mientras volvíamos en el coche a casa, le he dicho a Karlos que según ese principio caótico, él y yo no tendríamos por qué terminar la vida juntos. Él ha parado el coche, ha dicho "entonces será mejor que aprovechemos el momento" y me ha besado. Ha sido tan hollywoodiense, que me ha entrado la risa tonta y hemos terminado a carcajadas, de puro absurdos. La verdad es que como protagonistas de película ñoña no tenemos ningún futuro. En cuanto uno se intenta poner un poco romántico, el otro se descojona. A ver quien es el guapo que vende momentazos mágicos con tan poco espíritu.

Esta mañana han echado a Toni. Así. Sin avisos, ni preámbulos. Despacho, reunión, cuenta y a la calle. Han dicho que no había pasado el periodo de prueba. Y han mentido como bellacos, porque los informes me habían pedido sobre él, eran buenos. Fuera lo que fuera más allá de nuestra mesa, como trabajador era fantástico. Rápido, eficaz, limpio y preciso. El mejor que había pasado por el departamento. Intuyo que detrás de ese despido hay algo más. Quizá el chivatazo inoportuno de que se metió donde no debía. A la hora de la comida he buscado con la mirada a la chica de firmas, intentando encontrar alguna evidencia, pero hoy no ha venido. Una de sus compañeras me ha dicho que estaba enferma. Ya sólo eso me ha parecido bastante evidencia. No creo que ella haya dicho nada, tiene ojos transparentes. Pero cualquiera de la comandita de brujas que la rodean, han podido ir con el chisme a gerencia. Esta empresa está hecha de ojos sibilinos y lenguas bífidas. O te haces el idiota, como el Claudio de Robert Graves, o vas preparando el hígado para el veneno.

No perderé contacto con Toni, porque sigue yendo a entrenar de vez en cuando con Karlos, pero siento perderle como compañero. Sobre todo porque vuelvo a estar solo y a expensas de que cierren mi departamento para centralizarlo y yo me convierta en simple sobrante. Ser sobrante me da el mismo pánico que ser imprescindible. Soy un chico de pocas aspiraciones y mucha necesidad de equilibrio.

Bueno, vale. Ya. Por hoy no lo pienso. Hoy sólo tiene turno de cabeza Ariel II. El pequeño altramuz vegano.