De forma moderna, el párrafo no debe tratar más de una idea. Incluso cuando se enseña en las primarias el punto y aparte (señal de que ha finalizado el párrafo), los profesores indican que se cambia de idea. El párrafo, entonces, trata un solo asunto. Mezclar más de un tema sería propiciar confusión o falta de claridad al exponer algo por escrito.
Igualmente, el orden es fundamental. Al iniciar por la idea principal es más fácil atrapar al lector. Ocultar el punto medular de un párrafo en el medio o al final, resta claridad. La palabra ‘redacción’ viene del latín redigiere, que derivó en ‘redirigir’ y ‘redactar’. Lo que implica que redacción es más un ejercicio de orden. Las habilidades para puntuar no sustituyen a la capacidad de ordenar (aunque las dos son muy importantes). La puntuación es una herramienta de la redacción; jamás debe confundirse con la redacción misma. Por ello, lo importante es la organización lógica de la información.
Hay varios modelos de construcción del párrafo. El más común es aquel que inicia por la idea más importante. Así, cada oración subsecuente sirve para apoyar lo que sostiene la inicial. Es decir, la primera oración jamás debe saturarse con datos. Por el contrario, debe ser breve, directa y contundente. Mientras más breve, más impactante al lector. El reforzamiento de esa oración inicial vendrá en las siguientes. Todas las oraciones subsecuentes, deben apoyar lo enunciado en la primera, con mayores datos, diferentes perspectivas o información complementaria.
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