La represa Ralco aún no se construÃa en aquellos años. La conocà en Alto BÃo BÃo cuando el camino aún era sólo piedras. Yo andaba con MarÃa Curriao y fuimos a su casa. Me miró, me dio la mano y me invitó a su ruca. En ese momento, ella era el centro de operaciones del movimiento contra Endesa. “Pero tú eres mapuche” me dice. Yo respondo: sÃ, más o menos. “Cómo es posible que tu siendo mapuche no hables mapudungun” responde enojada.
Se me habÃa olvidado la lengua de mi pueblo. “Esas cosas no se pueden olvidar, no te puedes olvidar de donde eres”. Yo dije, por eso estoy aquÃ. Al igual que yo, habÃan muchos otros “ayudistas” que se acercaban a ella y otros dirigentes en busca de apoyar la lucha indÃgena contra la intromisión de los winkas.
“Estos dÃas han llegado muchas personas a Alto BÃo BÃo. Todos quieren un pedazo de nuestro territorio. Nos están quitando nuestras raÃces. Tenemos que juntarnos para luchar contra las fuerzas que quieren instalarse en nuestro territorio” reflexionó.
Nicolasa era una mujer pequeña, que siempre se ponÃa colorete en sus cachetes y usaba un pañuelo de colores en el pelo. Esa tarde nos tomamos un par de mates. En sus ojos se veÃa la determinación de su lucha. Ella no era alguien que se darÃa por vencida. “Nunca me sacarán viva de acá. Nos quieren pegar justo donde está la riqueza y la pobreza de nuestro pueblo” dijo.
Antes de irme, sacó un par de calcetas de lana y me las regaló. Para que no te olvides nunca de que eres mapuche-pehuenche. Puedes venir todas las veces que tú quieras a mi casa, ya te conozco, concluyó Nicolasa. Newen lamien, me dijo. También me dio una tortilla hecha por ella para comer en el camino. Ese dÃa seguà mi rumbo a Ralco Lepoy para una reunión con otros dirigentes.
Nicolasa Quintreman vivÃa en la lÃnea de colisión con Endesa. Con ella se inició la lucha contra la represa Endesa. Este 24 de diciembre fue encontrada muerta en las aguas artificiales que inundaron su territorio, a pesar de la resistencia que mostró por años.
Ella es un pajarito fÃo-fÃo porque siempre andan marcando su territorio. A pesar de su pequeño tamaño, uno puede escuchar su canto desde lejos. Desde hoy su canto será más triste. El rÃo BÃo BÃo, ese que tanto significó en la vida de Nicolasa, lleva el nombre de esta avecilla.
“Yo seré pobre, seré como seré, pero no me moveré de donde me dejaron mis mayores. Yo seguiré donde me crie, donde me nacieron, ustedes se van. Vayan a engañar a la gente a otra parte” son las palabras de Nicolasa que aún resuenan en todos nuestros oÃdos. No sólo Alto BÃo BÃo está de luto, sino la humanidad perdió a una gran luchadora.
Claudio González Parra, Académico de la Universidad de Concepción
Fuente: www.elclarin.cl
Nicolasa Quintreman: La mujer mapuche que enfrentó al poder