En mi sueño de hoy te di un minuto,
sesenta segundos que oprimà tu mano;
y la alegrÃa inmensa que este dÃa disfruto
la debo al culto de tu amor lejano.
Mi amor que nada pide y nada espera.
amor que es como un rÃo sin ribera,
bajo el cielo inmenso y silencioso;
miro los astros brillar como tus ojos.
Tu amor se quedó lejos y otro amor me florece,
paseamos por el parque, reÃmos y corremos
y al regresar a mi casa y llegar la medianoche,
por la ruta del sueño, eres tú el que aparece.
Despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niña.
Recuerdo las caricias de aquella tarde,
cuando en silencio juramos no hablar,
mas pensando que eras un cobarde
y que quizá nunca aprendiste a amar.
Yo seguiré sufriendo este desdén pasado,
me purificará el fuero del dolor;
y asà yo pagaré mi único pecado,
el pecado de amarte con mi más grande amor;
Quisiera encender con besos fervorosos
la sangre que circula por tus venas,
y tocar apasionada, las serenas
miradas de tus ojos luminosos.
No extraño que quieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme
porque fuiste capaz de enamorarme,
pero no fuiste capaz de comprenderme.
¡Amor! Amor fue aquel como el que
ya no nos damos,
meditado... apacible y tan risueño.
fue un amor de papel con que logramos
destruirlo en un momento inesperado.
Ama, perdona y olvida
y se dichoso; si un amor perdiste
otro cariño tocara tu puerta...
¿Por qué impedir que la esperanza muerta
resurja ufana para el bien del triste?
Ama de nuevo y sé feliz, sofoca
hasta el perfume de mi amor, si existe;
solo te pido que no me borres de tu mente,
al sellar otros labios con tu boca
la huella de aquel beso que me diste.
Y para mÃ, eterna la pesadilla,
de lo que nunca fue para amargura
de todas aquellas horas sin aventura,
que han de llegar cuando se apague el dÃa.
Llevo la penitencia de tu boca en mi boca,
llevo el silicio vivo de tus ojos,
llevo tus manos finas como serpientes
las llevo en mi alma.
Tus ojos que lanzaron centellas
para ofuscarse ellos mismos;
ojos que fueron como dos abismos,
donde brillaban dos estrellas.
No es fácil para mi no quererme,
por simple y complicada;
porque soy como el agua que salta
y es cascada; si me detengo
soy charco, y si corro soy rÃo,
soy manantial, soy pozo,
soy vapor, soy rocÃo.
Pero nunca otros labios te besaran asÃ,
ni ojos habrán que lloren de amor
como he llorado;
ni manos que temblando se acerquen hasta ti,
con la ternura inmensa con que yo me he acercado.
Si pudiera ser hoy lo que antes era,
y mi frente abatida reclinar;
y en ese seno que por mi latiera,
quizá no abandonara esa ribera,
ni al solo hombre que pude amar.
No he visto hace tiempo aquellos ojos
que fueron mi contento y mi pensar;
los amo a pesar de sus enojos
porque sÃ, los quiero de verdad.
Hombres guapos he encontrado
mas no han hecho mi seno palpitar,
que el corazón ya estaba consagrado
a la fe de otro objeto idolatrado,
al solo hombre que pude amar.
Comparando el pasado y el presente
mi corazón se rompe de pensar,
pero yo sufro con serena frente
y mi pecho palpita eternamente,
porque nunca me dejaré dominar.
Su nombre es un secreto de mi vida,
que el mundo para siempre ignorará
y la causa fatal de mi partida,
lo sabrá solo Dios
que es testigo de nosotros los dos.
Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciada;
como piensa en la gloria el condenado,
como piensa en la vida el moribundo.
Amor perdóname de nuevo si digo estas cosas,
pero si los rosales dan solamente rosas;
yo no digo estas cosas ni por ti, ni por mÃ,
si no por los amores que terminan asÃ.
Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible,
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.
Ambición ¡No la tengo, amor! la he perdido,
no ardà nunca en fuego de fe, ni de gratitud;
un vago afán de amor tuve..., ya lo he perdido
ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.
Será dulce la tarde y será muda la brisa,
y entonces, en tu calma, mi voz llegará a tu oÃdo;
no importa lo que digas, yo quiero hablar contigo,
aunque sea una lágrima cada contestación,
pues nuestro amor concluye con finales diversos:
tu besando a otra, yo escribiendo estos versos.