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I. FACCIONES ISLAMISTAS EN ORIENTE MEDIO

Camilo Valverde Mudarra

ESPAÑA



No existe un solo islamismo

Los islamistas, manteniendo ciertos principios tradicionales, han venido incorporando, al hacer un uso político del Islam, concepciones modernas y más actuales. Así, aun no permitindo la tradición que la mujer participe en ningún espacio de la vida pública, los islamistas han abierto sus puertas en los partidos y convertido la vitalidad de la mujer en arma extraordinariamente eficaz. De ahí, que sea preciso señalar que no existe un solo islamismo; se dan varios, incluso en el ámbito de un mismo territorio y país pueden encontrarse diversos partidos islamistas con ideas y visiones diferentes del mundo.

Hezbollah, حزب الله, "Partido de Dios", cuyo jefe máximo se llama Hassan Nasrallah, es un grupo islamista libanés, seguidor de la ideología chiíta del Ayatollah Jomeini, con un brazo civil y otro armado, que fue fundado en 1982, con apoyo y financiación de Irán, país con mayoría chiíta, como reacción a la invasión israelí y por ende, para combatir la ocupación israelí del sur del Líbano; cuenta con un apoyo explícito por parte de Siria y consecuentemente se manifestó contra la evacuación de las tropas sirias tras la llamada “Revolución del cedro”. Esta milicia chiíta, con el apadrinazgo de Irán y el apoyo de Siria para la que actúa como un satélite, mantiene su lucha contra Israel en la frontera, lo que aprovecha Siria como medio de ejercer su presión, en vez de lanzar un ataque directo, para recuperar las Alturas del Golán, que perdió, cuando atacó a Israel. Combatió a los ocupantes israelíes, hasta que Tel Aviv retiró a sus tropas, en el 2000.

Hezbollah, integrada en el actual Gobierno libanés, fue el único grupo que no se desarmó al final de la guerra civil del Líbano y, desafiando una resolución de la ONU, se ha negado a entregar las armas, a pesar de que Naciones Unidas le ha llamado nuevamente a que abandone las armas, Hezbollah alega que sus guerrillas todavía son necesarias para defender el Líbano contra Israel, al que no reconoce su legitimidad, sino que su retórica apunta a su destrucción y exterminio. Es, junto con la organización Amal prosiria y aliada de Hezbolá, la principal fuerza política y militar de los chiítas libaneses, actualmente el grupo religioso más numeroso del país.

El propósito original de Hizbulá era resistir la ocupación israelí en el sur del Líbano; hoy, su motivación estriba en atacar y destruir a Israel por lo que apoya y colabora con otras organizaciones terroristas, como Hamás o Yihah Islámica; se plantea dos objetivos explícitos: la liberación de centenares de presos palestinos y libaneses y la devolución por Israel de la zona llamada las Granjas de Cheba; confesándose partidario del sistema democrático, pretende implantar un “estado islámico” en el Líbano, que aplique los valores del Islam sobre justicia y equidad, aunque, sólo, fuese con el consenso de la población libanesa.

Es considerado por Estados Unidos y los países occidentales una organización terrorista; el Parlamento Europeo así la calificó mediante una resolución aprobada en marzo del 2005 por mayoría aplastante. Si bien es cierto que la comunidad internacional no tiene claro cómo definir a este grupo. No obstante, también es verdad que se le atribuyen terribles atentados, como los del restaurante El Descanso de Madrid (18 muertos y 84 heridos), el centro judío AMIA de Buenos Aires (85 muertos, el mayor atentado terrorista de la historia argentina), y, también, la Embajada Israelí en Argentina, reducida a escombros y un saldo de 29 muertos. Sólo ocho días después del atentado de AMIA, dos palestinos hicieron explotar un coche-bomba en la embajada israelí en Londres. Gran Bretaña, Israel y Argentina atribuyeron el atentado terrorista a Hezbollah, aunque ellos lo desmintieron. Según informes occidentales, mantiene células activas en más de veinte países (varios europeos) y, particularmente, en la llamada Triple Frontera, que comparten Argentina, Brasil y Paraguay. Por su parte, Hezbollah se considera a sí mismo y es considerado en gran parte del mundo árabe y musulmán, como un legítimo movimiento de resistencia. En el Líbano, está presente en las instituciones libanesas; es un partido político reconocido que incluso ha llegado a formar parte del gobierno y despliega una considerable influencia social.

Camilo Valverde Mudarra

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