Mi fiel lector, algún día
vamos a llegar a viejos;
perderemos los reflejos
y el oído y la alegría.
Caminaremos despacio
(algunos con un bastón)
perdiendo hasta la noción
del reloj y del espacio.
Al desempolvar recuerdos
de las olvidadas glorias
nos fallará la memoria
y hasta nos llamarán lerdos.
Conforme pasan los años
perdemos el apetito,
todo nos importa un pito
y nos volvemos huraños.
Y como hay quien no asimila
que eso le pueda pasar
me he puesto a reflexionar
y cavila que cavila
buscando una solución,
después de comerme el coco
y casi volverme loco
llego a esta conclusión:
Lo mejor para el relajo
para una vejez tranquila
es tomar bastante tila
y unas gotas de agua y ajo.
Perico de los palotes