Soy del campo, de Yariguá, aquí en el municipio Las Tunas, y estoy orgulloso de ser campesino, porque el hombre del campo es noble y noble es este personaje que se llama Yuri. Yo soy uno más de los personajes que he hecho, que he interpretado.

La actuación me escogió a mí. De niño jugaba a ser actor y no sabia que ese juego se iba a convertir en algo muy serio, que definiría mi futuro. Actuaba sin saber entonces que hacia. Cuando tenía 15 años fue que vi la primera obra en una sala. Hoy, con un poco mas de edad y experiencia, me doy cuenta de que era teatro lo que estaba haciendo cuando niño.

Todos, de cierta manera, te marcan, porque algo de uno se va en ellos, se queda en ellos. Sin embargo, Pedacito, mi payaso, resulta mi preferido. Yo nunca imaginé trabajar para niños y menos que iba a hacer un personaje que gustara tanto. Pedacito ha tenido varias etapas, desde el payaso que canta y juega, capaz de robarte una gran sonrisa, hasta el que también te roba una lágrima, sustituyendo incluso a la palabra por los movimientos, la mímica, los gestos, para comunicar todos los sentimientos, las situaciones, los conflictos, externos e internos, del personaje y de ese Clown que todos llevamos dentro.

Me gustan los personajes que sean diferentes a mi carácter, porque constituyen un reto. A esos, tengo que estudiarlos más. Con ellos le estoy dando vida a otra persona muy diferente a mí.

El teatro en Cuba está muy bien, hay diferentes proyectos con distintos puntos de vistas, con puestas en escenas que reflejan la cotidianidad cubana y mundial, los problemas del hombre contemporáneo. En Las Tunas hay ahora un renacer del teatro. Después de un silencio de casi diez años se cuenta hoy con dos proyectos para niños, Teatro Tuyo y Los Zahories, además del grupo dramático Huellas, con nuevos directores y actores que se preparan en las distintas academias de arte dramático de Cuba.

Es mi escuela, el grupo al que siempre he pertenecido. Gracias al director, Ernesto Parra, y a todos los actores y técnicos que lo integran, me he podido preparar y alcanzar los lauros que he ganado en estos tres años de carrera profesional como actor.

Quiero hacer un personaje de teatro dramático, un Hamlet, por ejemplo, aunque también uno inédito, salido de la mano de algún dramaturgo contemporáneo. Yo me considero un actor versátil, capaz de asumir cualquier personaje, por ello quiero probarme con uno dramático, para el cual, además, me siento preparado. Para confirmarlo, esta seria la prueba que me falta y ya la película Los cuervos, ahora en proceso de grabación, me esta dando esa posibilidad. Esto no quiere decir que subestime a otros personajes, todo lo contrario, cualquiera papel, por pequeño que sea, es difícil, constituye un reto. Si no lo parece, el actor debe asumirlo así. Esta, también, es mi técnica para lograr una buena interpretación.

No. Este es solo el principio de mi carrera. Lo logrado hasta ahora son solo luces que van guiando mi camino. La actuación es un trabajo para toda la vida, donde siempre estas estudiando, preparándote física e intelectualmente. Todos los personajes son siempre diferentes porque diferentes son los seres humanos, aquellos a quienes estudiamos para representarlos en todas sus complejidades y uno tiene que estar preparado para ello. La formula del éxito es el trabajo. Siempre asumiré los personajes como un reto personal y siempre me pondré nervioso antes de salir a escena.

¿Cual crees que deba ser la función del teatro en la sociedad?

Soy partidario de aquello que decía Molliere sobre la comedia, el deber del teatro es rectificar al hombre divirtiéndolo.

Si te dieran la posibilidad de hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, ¿que dirías?

Que me dejen trabajar en paz.