Rajoy acude a Moncloa llamado por Zapatero, tras nueve meses de desencuentros, el último el dÃa de la Constitución, en el que no se saludaron. Rajoy dice que acudirá para escuchar, de lo que no estoy seguro, más bien oirá. De la anterior reunión en Moncloa salió diciendo que tras dos horas y media de conversación no se habÃa enterado de para qué fue. Y es que no hay peor sordo que el que no quiere oir. Para él, el diálogo con Zapatero consiste en que éste le diga a todo amén y reconozaca sus errores. Para que no suceda lo mismo que en la anterior reunión en Moncloa, aconsejo a Rajoy que acuda con las orejas limpias de cerumen, un aparato contra la sordera y un intérprete, por si le falla alguno de estos remedios. Asà no perderá el tiempo sin enterarse de para qué fue. El diálogo entre Gobierno y oposición es un diálogo de sordos. Lo que uno ve blanco, el otro lo ve negro, y nadie se apea del burro.
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