Sesenta y cuatro partidos en un mes, algo más de dos diarios si no hubiese jornadas de descanso tras la fase de grupos y los sucesivos cruces eliminatorios. Hasta la fecha, concluidos tan solo cuatro días de torneo, ya se han disputado ni más ni menos que once encuentros.
Con suerte dispar y las derrotas de España y Uruguay como resultados más sorprendentes, ya se han estrenado la mayoría de las selecciones. Aún esperan a quitarse los nervios del debut, sin embargo, los integrantes de Alemania o Portugal, por nombrar a las favoritas del grupo G.
Con semejante atracón de fútbol, y a fin de evitar repeticiones cansinas, nada más natural que el recurso de emplear maneras alternativas de referirse a cada equipo nacional, así como a sus jugadores.
Hablarán, por tanto y por ejemplo, de la Canarinha, por Brasil; de la Albiceleste, por Argentina; de la Roja, por Chile o por España, o de la Tricolor, por Colombia y Costa Rica (pero dirán también la Tri ecuatoriana y, en masculino, el Tri mexicano). También se referirán a los ticos, por los jugadores de Costa Rica, o a los catrachos hondureños. La lista de denominaciones estilísticas es tan extensa como la nómina de equipos en competición.
Las dudas surgen al escribir: «José Pekerman, seleccionador de la cafetera, tendrá la oportunidad de probar el once que tiene en la cabeza para el debut en el Mundial», «La recuperación de Suárez ilusiona a la “celeste”» o «La “Azzurra” ya piensa en Brasil».
¿Qué nos dice la Academia a este respecto? Que estas denominaciones alternativas estilísticas de las selecciones nacionales se escriben sin comillas y con mayúscula, no así el artículo: «José Pekerman, seleccionador de la Cafetera, tendrá la oportunidad de probar el once que tiene en la cabeza para el debut en el Mundial», «La recuperación de Suárez ilusiona a la Celeste» y «La Azzurra ya piensa en Brasil».
Cuestión distinta son los apelativos referidos a los jugadores y, por extensión, a los socios y seguidores, que conforme a la Ortografía han de escribirse en minúscula e igualmente sin comillas.
Por tanto, en lugar de «Los Leones Indomables de Camerún dejarán su campo base en la ciudad de Victoria este jueves» o «Las “Águilas Verdes” vuelven a volar alto», lo adecuado habría sido escribir «Los leones indomables de Camerún dejarán su campo base en la ciudad de Victoria este jueves» y «Las águilas verdes vuelven a volar alto».
Cada especialidad informativa encierra sus dificultades: quien escribe las crónicas de los encuentros se preguntará a menudo, como se ve, respecto al uso de las mayúsculas o las minúsculas, respecto a las palabras con cursiva o sin resalte.
Por su parte, los locutores podrían vacilar en el modo en que han de pronunciarse los nombres de los jugadores: ¿/Néimar/ o /Neimár/?, ¿/Mésut Ósil/ o /Mesút Osíl/? Podrían vacilar, es comprensible. Pero comprensible no es lo mismo que inevitable: si consultan nuestra guía de pronunciación, podrán despejar sus dudas. Disfrútenla aquí. Y sigan atentos a las retransmisiones.