Pobre canto mío.
Sigue tu camino
sin decir ni pío,
que llora el murmullo del río.
El aire derrama
la luz que platea,
y allí, en la retama,
a un nido ventea.
Un polluelo alea
burlando el hastío
sin decir ni pío,
que llora el murmullo del río.
Hogar de destellos.
La brisa atempera
dos polluelos bellos.
Qué cárcel de espera.
Uno desespera,
oh sed de rocío,
sin decir ni pío,
que llora el murmullo del río.
El manto del cielo
sueña que anochece.
No hay magia de un vuelo,
que al nido no mece,
y todo parece
un nimbo vacío.
Sin decir ni pío,
que llora el murmullo del río.
Cauta rama oscura
sin futuro empeño.
Albas de amargura.
Plumones de ensueño.
Ay, nido sin dueño
cuando arrecia el frío.
¡Sin decir ni pío,
que llora el murmullo del río!.