Escribo esto metido en tu camiseta de rugby. Como una animadora teenager. Qué pena ¿no? apuesto a que cuando lo leas, te descojonarás a mi costa. Me pongo sumamente gilipollas. Siento que mi gilipollez por tu ausencia se expande como el universo. Llevo todo el día con vacío en el estómago. Todo el puto día. Desde la tostada del desayuno pensando “jo, qué poco me llena esto...” y venga a zampar y a rezampar, para llenarme el hambre. Tres bollos me he sacado de la máquina. Y dos bolsas de cheetos. Y un sandwich. Sumado a dos platos de pollo al curry y a otros dos bollos que he comprado en el colegio cuando he ido a buscar a los SimPed. ¿Vas sumando? pues todo eso, tío. Y aún así hace un rato, otra vez el vacío en el estómago. Y pienso “bueno, quizá lo que necesito es un chupito de algo” y me pimplo dos copas de txacolí, del que nos trajo tu hermano. Hasta que por fin me voy a quitar las zapatillas y me tumbo en la cama dos minutos. Y cuando estoy ahí tumbado, me da por mirar a la izquierda y resulta que no estás. Que nadie me dice que qué tal el día. Que solo hay sábanas, y almohada, y tu camiseta de dormir debajo, parsimoniosamente doblada. Y claro... ahí me doy cuenta. Ahí caigo en que ni hambre, ni cojones. En que puedo seguir comiendo hasta que me salga por las orejas y el vacío en el estómago seguirá ahí, inllenable.
Y saco tu camiseta de rugby del armario y la aprieto contra mi nariz.
Y me la pongo.
Y me siento a escribirte esto.
Ver en línea : http://nepomundos.blogspot.com/2014...
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