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SENTIMIENTOS HUMANOS

Angel Sanz Goena

España



En la medida que los seres humanos vamos avanzando en la historia de la Humanidad, deberíamos ir alcanzando el equilibrio perfecto entre el cuerpo, el alma y su trascendencia. Conforme vamos evolucionando sería conveniente que la esencia vital del hombre junto a su intelecto y planteamientos terrenales vayan creciendo en estabilidad, armonía y seguridad.
La mente humana, cada vez mejor, conquista mayores objetivos, obtiene resultados más científicos, descubre más sobre nuestra raza. En estos momentos, en que nuestra civilización va encontrando mayor respuesta a sus preguntas, tendríamos que reflexionar sobre la altura conquistada.
Muchos son los hombres de ciencia que van investigando con verdadera capacidad de inteligencia, afán de superación, esfuerzo, sacrificio y tenacidad la raíz del ser humano como su supremacía, y dichas investigaciones tendrían que ser las referencias, muy positivas y apropiadas, junto al mundo místico y abstracto del espíritu, hacia un fin común y estable de la Humanidad.
En situaciones más sencillas y simples, en nuestras vivencias cotidianas, podemos apreciar los cambios estructurales tan importantes que estamos teniendo, incluso en los hechos más insignificantes de nuestra vida diaria. Y quizás sea porque aún no estamos preparados para según que altitudes ni para una convivencia sencilla y normal, con el consiguiente respeto como personas y seres individuales dentro de una colectividad que debería estar unida.
Los acontecimientos de cada día, nos dan la alerta de conductas y pautas que ocurren en circunstancias normales como en planteamientos de altos niveles políticos, sociales, religiosos e intelectuales y culturales. Y es que la parte del intelecto va muy distante a nuestra parte más emocional.
Los sentimientos humanos, tan apreciados por muchos, a veces están distantes de las conductas más transcendentales y profundas del alma del hombre. Los sentimientos humanos, propiamente dichos, dependientes de nuestro estado emocional, son pasajeros, promovidos por circunstancias determinadas que modifican la serenidad, la estabilidad y la fuerza con la que las personas se mueven habitualmente. Aunque sean importantes, necesarios dentro de la evolución personal de cada ser humano y del mundo, aún es más importante el verdadero sentimiento de amor universal, el sentimiento de conciencia, más espiritual, donde la fuerza de su corriente mágica hace que los seres humanos seamos fuertes, solidarios y de una gran rectitud, con el equilibrio y firmeza a la hora de tomar decisiones.
¡Que bella es la sensación que nos aporta nuestro interior cuando hemos hecho algo bueno hacia otras personas, aunque haya sido insignificante, y que, a la vez, nos cueste esfuerzo y sacrificio! Ahí está la verdadera fuerza del hombre: su generosidad.
¡Qué bellos son esos momentos en que estamos en paz con los demás, nos encontramos cómodos con ellos y estamos dispuestos a compartir sus sentimientos, sensaciones o cualquier otro tipo de actividad existencial!
Actualmente los seres humanos no estamos preparados para una convivencia así. Nuestra mente y nuestros sentimientos y sensaciones nos hacen, de vez en cuando, no ser consecuentes con nosotros mismos. Hasta que no se llegue al equilibrio de nuestras emociones con nuestro intelecto y nuestra conciencia, estaremos sufriendo los vaivenes humanos de comportamientos contrarios, de constantes contradicciones y nos seguiremos moviendo según las reacciones emocionales del momento. Por eso, la evolución colectiva, la que unificará los verdaderos criterios de la Humanidad, la que potenciará la esencia propia de nuestra creación, hará que el Hombre haya encontrado su verdadero lugar en el Universo, y salga, definitivamente, el Hombre Superior, el que su mirada elevada acompañe al Conocimiento y a la Sabiduría Universal.
 
 
 
 ANGEL SANZ GOENA

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