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II. ANIMADVERSIÓN A ESPAÑA. «LEYENDA NEGRA»

Camilo Valverde Mudarra

España



La población indígena, prácticamente, ha desaparecido en los Estados Unidos

Pero digamos también que hay conquistas y conquistas y, en películas, como Bailando con lobos tan premiada, se empieza a entender y que la católica fue ampliamente preferible a la protestante. Como ha dicho Jean Dumont, historiador contemporáneo: «Si, por desgracia, España (y Portugal) se hubiera pasado a la Reforma, se hubiera vuelto puritana y hubiera aplicado los mismos principios que América del Norte ("lo dice la Biblia, el indio es un ser inferior, un hijo de Satanás"), un inmenso genocidio habría eliminado de América del Sur a todos los pueblos indígenas. Hoy, al visitar las pocas "reservas" de México a Tierra del Fuego, los turistas harían fotos a los supervivientes, testigos de la matanza racial, llevada a cabo además sobre la base de motivaciones "bíblicas"».Y, así, es: mientras que los pieles rojas que sobreviven en América del Norte son unos cuantos miles, en la América ex española y ex portuguesa, la mayoría de la población o bien es de origen indio o es fruto de la mezcla de precolombinos con europeos y, sobre todo en Brasil, con africanos. La población indígena, prácticamente, ha desaparecido en los Estados Unidos. Al contrario en el sur, en la zona mexicana, en la andina y en muchos territorios brasileños, casi el noventa por ciento de la población o bien desciende directamente de los antiguos habitantes o es fruto de la mezcla entre los indígenas y los nuevos pobladores. Es más, mientras que la cultura de Estados Unidos no debe a la india más que alguna palabra, ya que se desarrolló a partir de sus orígenes europeos, sin que se produjese prácticamente ningún intercambio con la población autóctona, no ocurre lo mismo en la América Hispanoportuguesa, donde la mezcla no sólo fue demográfica sino que dio origen a una cultura y una sociedad nuevas, de características inconfundibles y donde persisten los pueblos indios con sus lenguas nativas en varios de ellos cooficiales con el español: Quechua (Perú),Guaraní (Paraguay).

Ello es producto del grado de desarrollo de los pueblos de aquel continente, y también a un planteamiento religioso distinto. A diferencia de los católicos españoles y portugueses, que no dudaban en casarse con las indias, en las que veían seres humanos iguales a ellos, a los protestantes, siguiendo la lógica, que tiende a hacer retroceder su cristianismo reformado al A.T., los animaba una especie de «racismo» o al menos, el sentido de superioridad, de «estirpe elegida», que había marcado a Israel; lo que sumado a la teología de la predestinación (el indio es subdesarrollado porque está predestinado a la condenación, el blanco es desarrollado como signo de elección divina) hacía que la mezcla étnica e incluso la cultural fueran consideradas como una violación del plan providencial divino. Así lo hicieron los ingleses en América y en todos los lugares del mundo a los que llegaron los europeos de tradición protestante: el apartheid sudafricano, ejemplo clamoroso, es una creación típica y teológicamente coherente del calvinismo holandés.

Estas distintas teologías imponen las formas de conquista de las Américas: los españoles no consideraron a los pobladores de sus territorios como una especie de basura que había que eliminar para poder instalarse en ellos como dueños y señores. Durante toda la historia, los colonos protestantes se consideraron con el derecho, fundado en la misma Biblia, de poseer sin problemas ni limitaciones toda la tierra que lograran ocupar echando o exterminando a sus habitantes, quienes al no formar parte del «nuevo Israel» y llevar la marca de una predestinación negativa, quedaron sometidos al dominio total de los nuevos amos. Se olvida que España, a diferencia de Gran Bretaña, no organizó nunca su imperio americano en colonias, sino en provincias. Y que el rey de España no se ciñó nunca la corona de emperador de las Indias, contra lo que hará, incluso a principios del siglo xx, la monarquía inglesa.

El régimen de suelos explica los distintos resultados: en el sur se recurrió al sistema de la encomienda, figura jurídica de inspiración feudal, por la cual el soberano concedía a un particular un territorio con su población incluida, cuyos derechos eran tutelados por la Corona, que seguía siendo la verdadera propietaria. No fue así en el norte, donde primero los ingleses y después el gobierno federal de E.U. se declararon propietarios absolutos de los territorios ocupados y por ocupar; toda la tierra era cedida a quien lo deseara al precio, que se fijó posteriormente, en una media de un dólar por acre. Con lo cual, los indios que tenían y habitaban esas tierras, correspondía a los colonos alejarlos o, mejor aún, exterminarlos, con la ayuda del ejército, si era preciso.

Camilo Valverde Mudarra

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