Soy dios azul; añil melancolía.
El hijo más feliz de la tristeza;
amarga hiel rociando la maleza,
entre el verdor sutil de la alegría.
Vibro sin luz y brillo en la armonía
con esplendor prestado de cereza
– rojo matiz sereno de belleza-,
sin más razón que ser color del día.
Nostálgico patrón de aguas someras,
la rada, los corales y el bajío
son cálices de espuma en mi memoria.
Y es mi dolor liturgia de palmeras
orando sin cesar en el vacío
por ver si cambia el rumbo de la Historia.