Soy consciente de la responsabilidad contraída por el Gobierno al hacerse cargo de la dramática situación generada por el Covid-19. En paralelo, debo aceptar y acepto las consecuencias críticas derivadas de su gestión. No obstante, creo de justicia que deberían hacerse algunas valoraciones previas antes de entrar a saco con diatribas, censuras y vapuleos en concordancia con su cometido.
Por ejemplo, cuando la Oposición compara las estadísticas sobre contaminados y muertos en relación con países avanzados del entorno, ¿por qué no acepta su compromiso contraído en la Comunidad de Madrid durante unos veinticinco años de mandato, y los errores perpetrados por causa de sus privatizaciones? ¿Por qué se resiste a aceptar que, por su fatal gestión, han fallecido, abandonados, centenares de ancianos y ancianas en las residencias geriátricas de Madrid, etcétera, atribuibles necesariamente al PP? También, ¿por qué pretende esconder de manera inverosímil sus recortes al presupuesto de la Sanidad Pública, durante los reiterados mandatos del señor Rajoy, de los que se derivan las numerosas carencias de material sanitario, profesionales que se han visto obligados a emigrar, y su rebelde resistencia a invertir en investigación y ciencia?
Podríamos hurgar en ciertas cuestiones políticas imputables a sus mandatos, pero con lo expuesto es suficiente. ¿Para qué insistir si no es con fines aclaratorios? No pretendo difuminar, ni menos borrar, las responsabilidades gubernamentales ni los fallos cometidos. Solo intento construir una verdad aclaratoria basada en las matemáticas.
Voy a explicarme mejor, si es que soy capaz de hacerlo. Con independencia de lo afirmado en este escrito sobre mi aceptación de la responsabilidad del Gobierno en este asunto, ¿podría elaborarse una ecuación en la que interviniesen elementos matemáticos, no para justificar actitudes, sino para perfilar porqués en cuanto a que España va muy atrás de Estados como Rusia, China, Alemania, Francia y otros en cuanto a los resultados comparativos? Si así se hiciese, cosa que no creo tan sumamente difícil, veríamos cómo se comportaría la ecuación. En cuanto a la dificultad de saber con más o menos exactitud los muertos que corresponden al virus, a mí, que en estos momentos no me atrevería a resolver una ecuación de segundo grado, se me ocurre pensar en lo siguiente.
Saquemos la media de muertos en España durante, por ejemplo, cinco años, y ese resultado global (incluidos suicidios, homicidios… ¡todos los fallecidos!) tomémoslo como referente para el año de la tragedia. La diferencia entre la media y los desaparecidos al final del ejercicio supondría el número de bajas por causa del coronavirus.
Todo este discurso tiene que ver con mi deseo de que se utilice para la crítica la justicia y no el subterfugio para confundir a los próximos votantes. ¡Ahí, ahí les duele a los niños pera de la derecha chunga que VOX pretende agrandar!
César Rubio Aracil