Estas lumbreras del talante que gobiernan no andaban satisfechas, si no copaban el mando y poltrona de las instituciones todas, como hicieron en Cataluña. ¡Para que España no funcione eran imprescindibles! Pensemos qué sería la algarabía del PSOE, con su largo marco propagandístico y su enorme blindaje mediático, si el apagón le hubiera cogido al PP en la total gobernación: Generalidad, Diputación y Ayuntamiento; parece que los estamos oyendo, esputando sus verborreas por el “pásalo” y demás vías de convocatorias intelectualoides. Hasta hoy sólo hemos oído al cordobés, Presidente Montilla, decir que “la Generalidad no se dedica a producir kilovatios ni a trasportar energía eléctrica”. ¡Olé, con su muleta! Pero era muy necesario pactar contra el más votado, para colocarse este, llegado del Sur. Ellos no tienen culpas ningunas, son todas de Fecsa-Endesa. El Ejército, sacándoles las tinieblas, es el único que ha acudido, eso sí ahogando con los humos y ruidos electrógenos a los vecinos, que ya no aguantan más. Verémoslo en las próximas urnas.

Es cierto que la empresa eléctrica tiene su gran responsabilidad. Pero el plantel político instalado en Cataluña, mientras hilaba su entusiasta ideología y su endógena invasión del poder, ha hecho dejación de su obligado cometido de gestionar, con eficiencia, el interés del bien común. Se agrietan y derrumban edificios en Barcelona, se atoran las vías férreas con el pasmo y la iracundia del viajero, el AVE, entre la ineficacia y litigios, no vuela ni acaba por llegar y la construcción de un muelle en el puerto se desmorona; la ciudad no resiste tanta herida, atrapada por la inseguridad, la inepcia y la irresolución. Socialitas y republicanos con su independentismo danzan al son antiespañol, sin tiempo para proveer las infraestructuras y gestionar con inmediatez los asuntos comunitarios. La desconexión política y la despreocupación social, campean, irritan y presentan su factura.

Ahora, sale Joan Clos anunciando que se «acelerará» un conjunto de medidas con objeto de proteger la red eléctrica y el Gobierno Balear ha impulsado el plan de emergencias. En lugar de tanta ebriedad ideológica y polémicas estériles, el gobernante debe servir al pueblo, estar en la atención de las exigencias y primacías del bien común y actuar y llevar a cabo los imperativos con activa diligencia y la aplicación de prototipos ventajosos y adecuados. Estos políticos no funcionan; aún, con minoría de votos, se empeñan, pactan, maniobran, llegan se suben el sueldo y se sientan en un sillón. Luego, se olvidan de la gestión y la administración, resueltas con esmero y esfuerzo en beneficio del ciudadano. En esta tenebrosidad, Barcelona se apaga y Canarias se quema.

A ello, hoy, se añade que el fuego corroe el cerro Muriano en Córdoba, Ávila, Zamora y desgraciadamente se ha empecinado, por manos de incendiarios y de un descerebrado guarda forestal, arrasar las gloriosas Islas Canarias. Han perdido prácticamente, la totalidad de su masa verde. Muchos vieron arder sus casas y, huyendo, se hallan desplazados. Los hidroaviones que tenían las Islas fueron retirados. ¿Por qué? La imprevisión y falta de medios es espeluznante.

Camilo Valverde Mudarra