De lejos ha llegado
el frío que ha helado
a mi niño negro.
ea, ea, ea…
que no abra los ojitos
que está pasando un entierro.
Está quietecito y delgado
mi niño negro,
tiene los brazos cruzados
y morados los labios
ea, ea, ea…
que no abra los ojitos
que está pasando un entierro.
No lleva pan en las tripas
y está hinchada la barriguita
de mi niño negro.
No están los padres en el cortejo
ni familia llegada de lejos.
¡Ay mi niño negro…!
Sólo el hambre te acompaña
a las puertas del cementerio.
ea, ea, ea…
que no abra los ojitos
mi niño negro,
que está pasando su entierro.
José Antonio Navarro i Ballesta