Para soñar contigo bajo al valle
donde, en alas de música y acento,
siento un rumor de ti que llega, siento
como un río, llegando, por tu talle.
Quisiera detener, aunque me estalle,
el corazón cuando te trae el viento;
no sea que, al latir, mi mar sediento
sobresalte tu luz, tu voz acalle.
Mas tus ecos resuenan tan vernales,
con tanta intensidad y dulcedumbre,
que el ansia de tenerte se hace lumbre
arbolando rubores. Tan reales
que, despierto a tus ojos, voy buscando
- cómo, febril - la eternidad del cuándo.