Un sendero que cobijado por cientos de frondosos árboles me conducía a ese mundo tal lejano en el tiempo que quedo guardado como tesoro místico entre el vientre de una montaña. ¡Ya me habían hablado de ti! Sin embargo nunca imagine lo que en verdad iba a encontrar.
Sus guacamayas alegres y coloridas, guardianes a mitad del sendero, voceras rojizas de mil historias en que sus antepasados participaron. Mas al recorrer el camino con objetos que me anuncian lo que pronto encontrare, traspaso ese portal que me transporta a otra dimensión. ¡¿Dónde estoy Señor?! ¡No he tomado entre mis manos esa galleta que Alicia comió! ¡Más me siento tan empequeñecido que pudiera pasar por un cerrojo! Ante mi se abre una galera cubierta por el azul inmenso del cielo y rodeada por árboles que escalan las montañas entre las cuales se asienta este mundo tallado en piedra.
¿Qué titanes jugaban en ese campo? ¿Será que todavía siguen vivos y nos observan con sus ramas y hojas y se han convertido en gigantescos árboles? Camino y veo pasar a 18 conejo con su sequito guacamayo, camino como hormiga entre gigantes, ¿he volado? ¿Estoy soñando? Pues veo pasar al soberano Yax Kuk Mo a través del silencio profundo que un agujero en el tiempo deja. Y mucho menos puedo explicarme a que gigante tuvieron que construir semejante escalinata para llegar a la cima de esa montaña y observar la inmensidad que construyó.
Entre nubes en mi cabeza soñando con gigantes bajo a sus túneles doy vueltas aquí y por allá descubriendo secretos, siguiendo al señor conejo que mira siempre su reloj. Me encuentro con gigantesca relieves y templos en el estomago de esta montaña que guarda incontables secretos de los cuales tan solo podemos imaginar, y luego salgo de su estomago y vuelvo a nacer.
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