TEXTO ESCRITO A DOS MANOS
AUTORES: JUAN ALBERTO HERNANDEZ Y
CARLOS REYES LIMA.
PRIMERA ENTREGA.
Un autor y un cuadro.
R.B discute con un vaso delante y una silla vacÃa. Esta más solo que la una. En la terraza el espectáculo es él. Todos miran su soliloquio, su manera de comunicarse con un “ser sin ser”, solo. Los que lo miran, desde la pared de la izquierda saben “de que va su discurso”. Ellos viven en su suerte. En esa extraña manera de hablarle a una silla vacÃa en las terrazas. R.B teje argumentos, que bien vistos parecen tener una lÃnea transparente, un cordón de respuestas y de preguntas. R.B derrama el contenido de su bebida sobre la pared de la izquierda.
Todos están sentados. Es una terraza para tomar café. El usuario es un protagonista que se transforma en un espectador incomodo; en un actor con una taza de café.
Los dos de la mesa izquierda, sentados y escondidos detrás de muchos libros en la mesa. Ellos dos elaboran una especie de manifiesto, una declaración de humanidad literaria, asà le gusta decirlo a Dimas y Amado. Ellos creen que el alma es una “cosa literaria” que todos tenemos y por ello alguna imaginación poética vive en todos. Claro afirma Dimas, hasta los viejos que van a la farmacia tienen un poco de literatura, especulativa, pero literatura de medicamentos. Sentados en su esquina ellos hacen crónica de los seres en la terraza. Van detrás de las claves escritas en sus gestos. Son detectives que no buscan el autor, ni dios, buscan lo humano de la literatura en todos, asà cada uno de los que están frente a ellos, no son simples consumidores de café o cerveza, son personajes de una vida normal, pero no están en lo cotidiano y lo simple de un café.
Otra puerta discreta, con gente sentada frente a una barra. Son los personajes de una vida normal, pero están en lo diario como simple espectadores. Son los cotidianos, lo simple, lo de siempre una cerveza.
En esos rostros desdibujados, hay un mañana. El futuro es un instante detenido en una mañana cualquiera. Todos son trabajadores, todos hombres algunos con cortados y un vaso de ron; otros con bocadillos. Y, la única mujer, escondida de espalda, mira la tele mientras moja los churros en su chocolate. Las conversaciones en voz baja. Las tazas chocando contra los platos. El batir de un sobre de azúcar. La lluvia y el frÃo fuera. La maquina de café golpeando. Y todos, todos aunque no hayan leÃdo ni los carteles de publicidad tienen una vida irreal, una vida literaria.
Ellos contaminan la realidad o nosotros los contaminamos a ellos. Los colores en libertad del pintor. La libertad escrita en trazos fuertes de esa esquina de normalidad. Mientras en está terraza. Somos personajes en boceto, seres que esperan el ruido de la maquina de café.
Primer entrega
Carlos Reyes Lima / Juan Alberto Hernández.
Las Palmas de Gran Canaria 2009.
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