Portada del sitio > LITERATURA > Cuadernos de Viaje > TRAS LAS HUELLAS DE LOS CATAROS EN TIERRAS DE OCCITANIA
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo

TRAS LAS HUELLAS DE LOS CATAROS EN TIERRAS DE OCCITANIA

FRAGMENTO

Valentín Justel Tejedor

ESPAÑA



 

El ardentísimo sol del mediodía francés, ígneo y candente, dejaba sentir sus perpendiculares rayos; sobre extensas mesetas calizas, atravesadas por procaces acueductos, con amplias y diáfanas arquerías a distintos niveles; sobre áureas campas de trigo rubión, separadas por ringleras menudas de peñascosos medianiles; sobre esmeraldas hiladas de vid, alineadas en paralelo, formando hermosas geometrías estriadas; sobre una romántica y almibarada campiña, enamorada de una bellísima miscelánea de ocres, cardenillos, dorados y albazanos.

Diseminados sobre éste territorio occitano, como elementos propios y subyacentes de su tradición y leyenda, se sucedían entre lozanas ínsulas de verdina nemorosidad, austeras y místicas abadías cisterciences con espadañas de tres vanos, refulgentes bronces, y claústros cuadrangulares del gótico meridional, sembrados de columnas y exornados capiteles; iglesias capitulares con techumbres ruborosas e imbricadas, que conseguían devolvernos con extrema sutileza, a las arcanas épocas albigenses. También se vislumbraban castillos semiderruidos, alzados en la cúspide de las elevadas montañas, que desde el sigilo de sus erosionados muros, guardando aún secretos sagrados, parecían columbrar imperturbables el paso de los tiempos.

Así, avanzando hacia Toulouse -bella ciudad de róseas y elegantes fachadas-, en medio de verdoyas praderías y cultivos de leguminosas, escoltados por equilateras serrezuelas de baja cota, se divisaba enclavada sobre una suave loma, la Villa de Carcasonne.

Allí el vesperal atardecer iluminaba taumatúrgicamente, con su arrebolado y purpúreo claror, los sáxeos paños y lienzos de la milenaria fortificación. Un doble anillo circuía aquel impenetrable y bellísimo recinto medieval amurallado, en el que destacaban desde la cercana lontananza, las enhiestadas y poderosas torres, con sus copas sables y rubescentes.

Las difuminadas y fantasmagóricas sombras y clareas, proyectadas sobre los paramentos de la ciudadela, por el decreciente sol crepuscular, al paso de los nubíferos cúmulos vespertinos, conseguían crear una atmósfera verdaderamente enigmática y misteriosa. Al caer el manto lóbrego y nocherniego sobre la amurallada ciudad, comenzaron a brillar unas luces amacigadas de moderado fulgor, que por su espectro parecían ciertamente sobrenaturales, las cuales, proporcionaban un halo de luminiscencia difuso y borroso, que parecía convertir el conjunto medieval, más en una onírica fantasía, que en una inmanente realidad (…)

Este artículo tiene © del autor.

254

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0