La vaca anaranjada de alas moradas vuela por el azul; mientras otras (vacas de tierra) la miran desde abajo pesadamente con ojos tranquilos; mueven la cabeza, chasquean la lengua, fijan la mirada en el piso y comen cualquier cosa verde que tengan delante.
La vaca anaranjada de alas moradas es joven y bella. Su esbelta silueta (de bailarina) se recorta en el cielo. El animal mira a tierra con cierta arrogancia, entonces ve, dentro de un cÃrculo, un toro hermosÃsimo, con unos cuernos enormes.
Decide bajar, mira al toro moviendo las pestañas seductoramente y baila para él la más sensual de las danzas vacunas. El toro resopla, corre hacia ella atrapándola entre sus cuernos. Se deja llevar maravillada por su fuerza y comienza a ver en la hierba las pequeñas esperanzas que necesita para vivir.
Tiempo después quiso volar, pero el toro encadenó sus patas al suelo. No se rinde, mira el azul todo el tiempo y sueña, y aunque ha engordado siguen intactas sus alas moradas.
Cambió su color, cayeron sus alas y su vista. Renunció al cielo. Bajó la cabeza con un resto extinguido de fuego en los ojos y comenzó a comer cualquier cosa verde que tuviera delante.