Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha anunciado una naciente “Ley de Autoridad del Profesor”, que blindará y reforzará la figura del docente; el proyecto cuenta con un amplio consenso social por parte de los padres de alumnos, de los Sindicatos de profesores, de la Fiscalía, de los socialistas madrileños e, incluso del ministro de Educación A. Galbilondo, que es quien debería haberla promovido desde las instancias ministeriales.

Los graves sucesos de Pozuelo y el vergonzoso caso del padre de un alumno de un colegio de Vallecas, que fue detenido ayer, tras agredir a la directora del Centro, al que entró gritando que iba a matar al Jefe de Estudios, porque había cogido de un brazo a su hijo, para que no se golpeara con una columna, y todo ello en presencia del niño, muestran el estado de terrible postración a la que ha llegado la mala educación. Aciagos yerros y desvíos han inundado de barro y escoria el triste panorama educacional en España, durante estos treinta últimos años, las leyes educativas, la LOGSE, la LODE y la LOE, aprobadas por los gobiernos socialistas, han degradado y destruido la disciplina y la autoridad en el aula; el Gobierno de Aznar no supo o no quiso, en los ocho años de su mandato, corregir esta situación y, cuando al final, llegó a presentar su Ley, vino ZP y en dos segundos se la derribó.

Continuó, pues, el deterioro de nuestro sistema educativo, en que prima el vacío de contenidos, lo lúdico y la ausencia del esfuerzo, del respeto y del estudio; desecha los valores fundamentales, concede muchos derechos y pocos deberes, mucho fracaso y nulos conocimientos; así, España está en los últimos puestos del ranking educativo europeo.
Aquí andamos siempre a bandazos, anclados en los extremos. La sociedad y ciertas leyes han traído la ñoñez y la blandura; se ha implantado la permisividad, la concesión continua y la cesión a caprichos y rabietas; se ha perdido el respeto y obediencia al padre y el prestigio y la alta dignidad del profesorado; las mismas autoridades académicas han denostado y condenado al profesor y bendecido al alumno, se trucó por completo la realidad y la lógica; es el niño el que manda; así este niño de Vallecas, al llegar con sus quejas al padre, suscita la agresión instintiva, ni el padre ni el hijo tienen educación, no pueden tenerla, porque ambos se han criado y se crían bajo el vacío negativo de las antedichas leyes; los dos se mueven en los estadios primarios, están sin formar y sin educar; sólo responden a la irracional satisfacción de sus gustos y antojos en la obtención rápida y fácil, no saben ni entienden el dominarse y contenerse.

Todo niño se educa principalmente en el seno familiar y luego en la escuela que amplía y completa su educación. Hoy ya muchos de estos padres proceden de aquellas siembras de la LOGSE, y no están preparados para educar a sus hijos, nadie puede dar lo que no tiene; están bravíos, sin cultivar; no han aprendido a fortalecer la voluntad, a esperar y aguantar, respetar a los demás, a cumplir una responsabilidad, son simplemente producto de sus instintos y de su egoísmo. Su comportamiento es montaraz, sólo conocen la agresividad y la violencia; no saben que no puede haber libertad sin límites y que libertad no se puede confundir con libertinaje. ¡Qué lastima de BUP, aquel sí, aquel era un buen Bachillerato!

C. Mudarra