Déjame contemplarte mientras duermes,
No despiertes ahora,
Déjame mirarte asÃ, desde lo alto,
Dormidos todos somos como ángeles,
Inocentes y bellos...
¿Dónde andará tu alma
Que ha dejado abandonado
A mis caprichos
El cuerpo que aún habita?
En mi habitación yo también duermo
En alas del paso de las horas.
No sé que pensamiento me condujo a tu lado.
Mas bendigo a la noche...
Admiro la placidez de tu rostro,
La sonrisa que esbozas,
El aliento de tu respiración calmada.
Y no me ves y no me sientes,
No me escuchas.
Tal vez sea mejor asÃ,
No despiertes, espera,
Ya me marcho.
Escapo de este vuelo irrealizable
En que me sorprendo acechándote.
Maldigo a la aurora
Que me lleva de vuelta a la vorágine.
Y una parte de mÃ,
Aún consciente, se pregunta,
¿Dónde estaba mi alma
cuando hice aquel juramento
de olvidarte?
Evidentemente no muy cerca,
O tal vez, como siempre, distraÃda y sorda,
Mejor aún, rebelde, indócil, insumisa,
Porque huyendo del amor
Te encuentro en sueños.