Despreciable gusano
con cara de bidé,
tu ruin nombre escupamos:
Augusto Pinochet.
Es tu nombre maldito
sinónimo a traidor;
sanguijuela, te digo,
¿que bicho te engendró?
Un sangriento setiembre
nuestro Chile vivió,
y la sangre de Allende
por las calles corrió.
Los niños y las madres
lloraban con horror,
al ver que la sangre
corría sin pudor.
Testigo al fratricidio
cometido en tu lar,
llevaremos a juicio
a este vil general.
Sicario pestilente,
cleptómano sin par;
es la sangre de Allende
la que te va a ultimar.
Parásito indeseable,
regicida lombriz,
tu deceso inefable
celebrará el país.
Nota del Autor:
Para escribir este poema
leí un poco de entomología;
y ahora sé tanto de este tema
que he dejado la filosofía.
Copyright 1996, Ernesto Con De ’Letanía de una tarde de invierno’