– Si Señora. La Señora tiene razón. Que me disculpe la Señora.Enriqueta deja de disculparte y atiende un poco más lo que te digo. Llevo tres años repitiéndote lo mismo. Al señoriÃto no le gustan las tostadas con este aceite que nos trae de tu pueblo. Ya te dije que lo dejaras para freÃr. Otra cosa, cuando le abras las cortinas por las mañanas no entre canturreando y gritando que el sol salió hace horas. Al señoriÃto no le complace tanto barullo, sé más discreta. (...)