Nutrir lo casual con pizcas de reparo. Este espíritu atraviesa el ritual más posesivo consigo mismo y se esconde en el propio aroma. Como amor que no se rehabilita a pesar de significar un tiempo donde la fantasía carga con los mejores colores planeo en un latir descansado a lo largo de anécdotas que sonríen dulcemente y se van mientras yo también me voy.